... se preguntó luego por que había sido siempre tan importante para los tuareg aquella ley no escrita de la hospitalidad, que se anteponía a todas las otras leyes, incluso las coránicas, y trato de hacerse una idea de como sería el desierto si el viajero no tuviera la absoluta seguridad de que, allí adonde llegara sería bien recibido, ayudado y respetado. Contaban las leyendas que en cierta ocasión dos hombres se odiaban de tal modo, que uno de ellos, el mas débil, se presentó de improvisto en la jaima de su enemigo solicitando hospitalidad. Celoso de la tradición, el tarqui acepto a su huésped, le brindó su protección y al acabo de los meses, cansado de soportarlo y darle de comer, le aseguró que podía marcharse en paz porque jamas atentaría con su vida...

Tuareg, Alberto Vazquez-Figueroa