Irrevelante, pero duele.
Aunque se calle, aunque callemos... ambos sabemos que los supervivientes no siempre alcanzan la orilla.
La meta, no es una orgullosa, ni un fin. Ni siquiera un flequillito agazapado. Es aire lento, viento que despacio desfigura el dolor de un suspiro.
Son días raros, extaños.... la rebeldía nada tiene que ver con la fortaleza, pero protege. O, por lo menos advierte de que quien se siente solo, lo está aún más.
No recuerdo su nombre, pero era brisa que venía y se iba sin avisar, sin rozar, sin esperar.
A todo se acostumban ellas, son olas.
Que van y vienen, que vienen y se van.