El matrimonio es el ayuntamiento de dos bestias carnívoras de especie diferente que de pronto se hallan encerrados en la misma jaula.
Se rasguñan.
Se mordisquean.
Se devoran, por conquistar un milímetro más de la mitad de la cama que les corresponde, un gramo más de la ración destinada a cada uno. Y no porque importe la cama o la ración, no. Lo que importa es reducir al otro a la esclavitud.
Aniquilarlo.