Iniciado por
Kaiser Sosé
Una prueba fehaciente de la mezquina subjetividad del ser humano por la cual todo lo relaciona consigo mismo nos la ofrece la astrología, que vincula la trayectoria de los grandes cuerpos celestes con el miserable yo.
Schopenhauer.
...alguno lo vincula con el narcisismo situacional adquirido.
Hola??????
Estoy denso loco, como una sopa de puerros. Mucho. La cabeza decapitada y el alma com más rotos que mil trizas de guijarros. Schopenhauer siempre me ha deprimido. Mucho. Muchísimo. Schopenhauer con esas sienes prominentes y esos mechones blanquecinamente de pelos de puncha a lo lucifer siempre he intentado evitarlo. Así me ha ido. Fatal. Lamentable. Eso del narcisismo situacional adquirido se refiere al utero sin el in, es decir al umbilical lazo que nos cortan nada más ver esta tierra firme y agrietada. Lloré, lloré mucho cuando al nacer me dieron dos palmaditas en el culete. Lloré como un mal nacido. De culo. Porque estaba acurrucado, calentito y sólo chapurreaba con mi madre, pero alguien decidió que tenía que asomar la narizota.
Yo no quería, y volvería a meterme con mis angustias y miedos y me dormiría con ella hasta que me diera la última cucharada sopera.
Fíjate si somos miserables que el epitafio de mi divorcio con Schopen, se resumiría en un vaticinio que el bueno de hauer nos retrató para la posteridad:
Querer es esencialmente sufrir, y como vivir, toda vida es por esencia dolor. Cuanto más elevado es el ser, más sufre. La vida del hombre no es más que una lucha por la existencia, con la certidumbre de resultar vencido. La vida es una cacería incesante, donde los seres, una vez cazadores y otras, cazados, se disputan las piltrafas de una horrible presa. Es una historia natural del dolor, que se resume así: querer sin motivo, sufrir siempre, luchar de continuo y después.... morir. Y así sucesivamente, por los siglos de los siglos hasta que nuestro planeta se haga trizas.
Por ello, la mezquindad es la de aquellos que creen que nunca llegará la hora, béndita, de volver a acurrucarse... pero entonces ni habrá sopa, ni mamá estará para acurrucarnos. Cuando llegue esa hora lo mejor será lo que entre la primera cucharada y la que nunca se dará, hayamos intentado hacer no para satisfacción íntima sino para la de aquellos que nos rodean, y en definitiva ellos son el único universo que siente que vivimos. Y ese vivimos, es pasado, presente y felizmente, futuro.
Dáte cuenta, no lleva tilde y conjuga todo el espacio, y todos los tiempos verbales habidos y por haber.