¿Cómo es realmente acostarse con una prostituta de Ámsterdam?
Por Daniel Dylan Wray; Ilustraciones de Craig 'Questions' Scott
Hace poco fui a parar a un sitio web llamado The Amsterdam Diaries. Inicialmente me pareció una simple crónica de las visitas de un inglés a la ciudad del Barrio Rojo, otro asqueroso monólogo de la vagina escrito por un putero siniestro y monosilábico. Pero pronto me di cuenta de que en aquella web había algo más que en las páginas de este tipo: una cierta inclinación política, investigación respecto a la historia, la cultura y las leyes de la prostitución y las historias, que estaban escritas con gracia y en primera persona, tenían un toque bastante agudo de humor y de humanidad.
El blog tiene unos 100.000 visitantes al mes y es, en palabras del autor, “probablemente la investigación más documentada respecto a la prostitución y a la relación de los clientes con las profesionales del sexo”.
Con esto en mente, contacté con el anónimo autor que, después de negociar un poco, accedió a encontrarse conmigo con la condición de que no revelara su identidad ni su lugar de residencia, “Si alguno de los tabloides ingleses o algún grupo feminista me localizaran, convertirían mi vida en un infierno”. Así que por ahora lo llamaremos Lange.
El caso es que este hombre es un escritor bastante decente con un profundo interés en la materia, cosa que por supuesto, no lo hace un santo. Pero para mí, resulta bastante más interesante que el típico turista británico que va a Ámsterdam y que se gasta toda la pasta en hierba, ceniceros graciosos y sexo con todas las mujeres que su semiinconsciente pene ciego de Heineken le permite.
Aquí tenéis una versión bastante resumida de nuestra larga conversación.
VICE: Bueno y ¿qué puedes contarme de ti mismo?
Lange: Pasado de clase trabajadora. Educación universitaria, política. Profesional independiente. Casado con dos hijos. Divorciado.
Vale. ¿Cómo comenzaste a ir con prostitutas?
No hay una explicación racional, ni ningún pensamiento oculto, nada de planificación ni un apetito sexual extremo que satisfacer. Una noche, en la playa, me dije, “¿Qué estás haciendo a las 8 de la tarde el día de Navidad?”. Estaba separado, era la época de mi divorcio y no estaba de humor para celebrar la Navidad. Pensé que me gustaría tener la compañía de una chica y que si tuviera unos 25 años, estuviera muy buena y fuera japonesa (la influencia del porno, sospecho) ya sería perfecto. También sabía que no tenía muchas probabilidades de encontrar a alguien así sin pagar.
Así que te fuiste a Ámsterdam.
Sí, me lo pasé muy bien. Volví un par de veces en las siguientes semanas. Las experiencias sexuales breves e intensas estuvieron muy bien, pero no era lo que estaba buscando. Quería una experiencia más íntima que la que las chicas de los escaparates podían ofrecerme. Estaba ya a punto de darlo por imposible cuando tuve una experiencia que me cambió la vida. Visité a una chica holandesa y tuve una “auténtica experiencia de novia”.
¿Me puedes explicar un poco mejor el concepto?
En una “auténtica experiencia de novia” el sexo se extiende durante un periodo de tiempo más largo y es algo más íntimo. También incluye besos, algo que para mí es muy importante. Una experiencia de este tipo puede ser considerablemente más satisfactoria sexualmente que estar con una novia de verdad. Intento repetir esa experiencia siempre que puedo. Es casi imposible meterte por una de las calles del Barrio Rojo, entrar en la habitación de cualquiera de las chicas y tener lo que acabo de describir, pero a veces pasa. En ocasiones tengo que verme con una chica varias veces hasta que consigo ese tipo de conexión.
¿Así que esas visitas no son solamente físicas?
En absoluto, las chicas que visito habitualmente son chicas que me gustan. Disfruto de su compañía y me interesan como personas. Para mí son personas reales que merecen respeto.
¿Alguna vez te ha resultado complicado no involucrarte demasiado emocionalmente?
Era difícil cuando empecé a visitar el Barrio Rojo. Cometí el error de pensar que ellas pensaban en mí como un cliente especial. Pero evolucioné y ahora ya no me involucro sentimentalmente. El sentido común me dice que en el Barrio Rojo no es muy factible encontrar una novia de verdad.
¿Por qué comenzaste a escribir sobre tus experiencias?
Llevaba un diario desde dos años antes de comenzar a ir a Ámsterdam. Lo empecé a hacer tras mi divorcio, para descargar toda la tempestad emocional que había en mi cabeza. Cuando empecé a ir al Barrio Rojo, simplemente continué haciéndolo.
El narrador de tu web, ¿eres tú o se trata de un personaje? A veces tiene un aire a Patrick Bateman de American Psycho.
Bueno, es una versión de mí o una especie de personaje extendido. Busco deliberadamente que haya algo de humor, normalmente a mi costa, porque soy consciente de que en muchas ocasiones puedo ser bastante gilipollas. Y, por cierto, odio a Patrick Bateman.
¿Qué sacas de todas esas experiencias que no puedes sacar en una cita o en una relación a largo plazo?
No tengo la oportunidad de tener citas ni relaciones. No encuentro a mujeres que me interesen ni me gustan las mujeres de mi edad. Parece que cuando una pareja tiene una relación, el sexo siempre es una maravilla. La verdad es que existen todo tipo de problemas sexuales en las relaciones a largo plazo. Un factor común a la hora de que un hombre vaya con prostitutas es que a ellas les puede pedir cosas que harían que una relación se enturbiara si la pareja no se pone de acuerdo. Una prostituta dirá sí o no y eso será el fin de la historia.
¿Te consideras un adicto al sexo?
Claro que no. Es sorprendente con qué frecuencia surge este tema cuando se habla de la prostitución. Si un hombre se acuesta con su mujer cada dos días, eso se considera completamente normal y sano. Si un tío se acuesta con su mujer todas las noches, se le considera una máquina sexual, pero aun así, normal. Pero si un tío se va de putas una vez cada seis semanas es un adicto al sexo.
¿Cuánto dinero te has gastado en sexo?
Si me pongo a sumar, es casi doloroso. Es una bonita suma, desde luego, pero si lo divides entre todas las sesiones, es un dinero que me puedo permitir. Hay una chica a la que no dudo en pagar 400 euros por dos horas y en otros casos solo me gasto entre 100 y 200 euros.
Has ido muchas veces al Barrio Rojo, ¿alguna vez has tenido alguna mala experiencia allí?
No, nunca he visto nada raro. De vez en cuando les pregunto a las chicas esto mismo y la mayoría de ellas me dicen también que no. Las chicas que trabajan aquí saben lidiar muy bien con los clientes, así que supongo que la mayoría saben ocuparse de los problemas antes incluso de que lleguen a pasar. Creo sinceramente que trabajar en el metro de Londres es más arriesgado que ser una chica de escaparate de Ámsterdam.
¿Cuál es tu postura respecto a la prostitución desde un punto de vista legal?
Yo la descriminalizaría. Creo que estaría bien crear un modelo de negocio en el que las prostitutas formaran parte de la economía normal, pagaran impuestos, etc. La edad de consentimiento tendría que continuar siendo los 18 años. Si una chica puede votar y abortar, creo que tiene derecho a decidir qué hacer con su cuerpo. También creo que deberían introducirse mecanismos para ayudar a las personas que quieren dejar esta ocupación. Se debería distinguir bien entre lo que es prostitución, migración económica y tráfico de mujeres. Analizar el problema seriamente y combatir los delitos con toda la fuerza de la ley. Cuando el origen de la prostitución sea la drogadicción, se tendrían que invertir fondos para combatir estos problemas. Se tendría que proporcionar el marco para que la prostitución se realizara de forma segura y que las prostitutas no tuvieran que sufrir el desprecio de la sociedad, no como ahora, que es una actividad simplemente tolerada.
No estás muy a favor del feminismo más tradicional que se opone a la prostitución, pero sí que defiendes un “feminismo positivo”. ¿Puedes explicarme tu relación con el feminismo?
En términos de igualdad de género estoy completamente con ellas. Sin embargo, pienso que el feminismo actual es una especie de queja constante que observa el mundo desde un prisma muy cerrado. Además está dominado por un elitismo de clase media, su ideología implica que las mujeres sean retratadas como víctimas a la mínima oportunidad. Siempre parece que están siendo forzadas, presionadas o coaccionadas. Según las feministas parece que las mujeres son incapaces de tener pensamientos racionales o tomar decisiones de forma objetiva. Y cuando no encuentran víctimas, las feministas las fabrican.
No puedo evitar comparar a las mujeres jóvenes que apoyan causas reales (como Malala Yousafzai que trabaja para la educación de las mujeres en Pakistán o Fahma Mohamed, que lucha contra la mutilación genital) con las feministas que hacen campaña poniendo la cara de una mujer en un billete de banco o salen con las tetas al aire en las portadas de los periódicos. Tengo muy claro cuáles luchan por hacer del mundo un lugar mejor. También hay grupos que montan protestas con lemas como “La prostitución es violencia contra las mujeres” o “La prostitución es una expresión de odio hacia las mujeres”. Es una postura de rabia, un sinsentido. Aparte de expresar una fuerte opinión en contra de la prostitución, esos lemas no llevan a ninguna parte.
¿Qué les dirías a aquellos que dicen que no podría haber prostitución sin tráfico de mujeres?
Quizá debería morderme la lengua ahora mismo, pero me vienen a la mente algunas analogías. Claro que ocurren cosas malas en el contexto de la prostitución, pero eso no quiere decir que la prostitución en sí sea mala. En la vida ocurren muchas cosas malas. Si no hubiera automóviles no habría accidentes de tráfico. Si no hubiera cuchillos en el mundo no habría puñaladas. La prostitución se trata de una forma diferente, no porque sea especial, sino porque hay personas a quienes les plantea un dilema moral. Creo que el problema del tráfico de mujeres tendría que tener una respuesta apropiada, proporcionada y concreta.
Vale, Lange. Gracias por hablar conmigo.
@DanielDylanWray