En 1792, el doctor Joseph Guillotin visitó el palacio de Versalles para revisar las cerraduras y enseñar los planos de su nuevo y último invento, la guillotina. Ante la sorpresa de los cortesanos, el rey Luis XVI se interesó por el invento. Incluso hizo algunas sugerencias, como modificar la hoja para que tuviera un ángulo de corte más eficaz. Estos cambios funcionaron de maravilla. 6 meses más tarde el pobre rey descubrió la perfección del nuevo mecanismo. Fué ejecutado el 21 de enero de 1793. Su mujer, María Antonieta, sufrió la misma suerte el 16 de octubre del mismo año.
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