Ironías del destino.
El campo en el que Xavi, un 20 de diciembre de 1998 (hace casi 10 años), marcó el gol del triunfo del Barça sobre el Valladolid (0-1) y que sirvió para salvar la cabeza de Van Gaal y empezar una racha triunfal que culminaría con un Barça campeón de Liga, ese mismo campo, digo, podría ser la tumba de Schuster. Y por culpa también de un gol.
Si mañana el Barça gana, el nibelungo, a la calle.