Como hemos cambiado en 25 años.
La primera vez que fui de putas fue después de cumplir 18 años, trabajé durante un verano para pagarme el año de estudios en la universidad y como gané una considerable cantidad de dinero decidí en ir a ver que era eso.
Por entonces se iba a los “puticlubs” muy diferentes que ahora, eso de los clubs de alterne, Naig-club y distintas acepciones modernas no existía. Entré a un “puticlub” de Valencia el día después de realizar la matricula en la UPV. Era un sitio oscuro y misterioso. Las luces rojas y un ambiente cargado de humo era lo que encontré, me acerque a la barra del y allí había varias chicas vertidas con trajes largos y muy diferentes de las de ahora que no llevan casi nada de ropa.
El cambio es sustancial y desde entonces no he dejado de ir, siempre en busca de algo de amor mercenario en los momentos difíciles y de relax en los momentos tensos y el nivel de las chicas siempre lo ha marcado mi situación económica.
He dejado de frecuentar los clubs y he pasado a pisos y contactos con scorts independientes.
El motivo de abandonar los clubs no es otro que el trato a los clientes y relato mi última experiencia:
Normalmente iba un par de veces al mes a un club que me gustaba, parecía una discoteca con chicas jóvenes y bastante atractivas. Me gustaba ir tomar una copa y si alguna chica me apetecía pues entraba en tema. Hasta ahí bien, pero poco a poco el número de chicas creció y cuando antes tomabas tu copa y no te presionaban en exceso, cada vez las chicas presionaban más y llegando a agobiar un poco. El colmo fue cuando un día de tantos entré y casi en la puerta se acerco una chica muy joven con cara de “ángel” y nada más acercarse me dijo –“vamos arriba y me la clavas”- ni que fuera carpintero.
Desde entonces deje de frecuentar esos ambientes. Ahora tengo varias chicas a las que frecuento y dependiendo del dinero y el servicio que me apetezca voy en busca de una u otra. [/b]