Pocas veces se tropieza uno con un sueño. Ése ha sido mi caso cuando ya creía que habían dejado de existir.
Leí sobre Dee en este forosX hace unos días, que si enseñar la cara, que si mejores cosas que hacer a sus 19 años, que si los tiene ... Leí sus contestaciones y, al cabo de unos días, me puse en contacto con ella porque me gustó su forma de expresarse. Por correo la cosa mejoró y, aprovechando un remanso quedé con ella.
Nos encontramos en un bar para tomar algo y romper el hielo en terreno neutral, porque intuí que esto no sería fácil para ella. Y allí la ví por primera vez, rubia, unos hermosos ojos azules que miran desde las profundidades, unos labios tentadores y una sonrisa contagiosa. Yo diría que ella estaba nerviosa y, confieso, yo también, no sé si contagiado o simplemente sintiéndome, otra vez desde hace muchos años, primerizo.
Es una persona muy interesante, con un montón de lugares visitados (muchos más que yo!, que no es poco ...) y unos gustos eclécticos para una chica de su edad. Que combina lo rabiosamente más actual con un arrobamiento por la música clásica bastante inusual. De hecho, Dee, es bastante inusual. Sus motivaciones para estar en esto y su forma de ser hacen que, al menos hasta el momento, aún no esté plenamente en "esto" y sin embargo ahí estaba, con su cuerpo sensual y tentador.
Nos fuimos al lugar del encuentro y allí continuamos hablando hasta que acabamos, de forma muy natural, en la cama. Si me lo permitís, me reservaré la parte morbosa (que la hubo) y me centraré en la increible ternura de esta mujer. En el placer que provoca acariciar el contorno de su cara o el de su cuerpo, en la delicia de compartir una conversación en voz muy baja, como si nos escondiésemos de alguien que, realmente, no existe, como si ese casi silencio otorgase a la conversación un sello de complicidad y de confidencia y, posiblemente, así era.
Fue una experiencia tremendamente única. Aunque uno tiene ya su bagaje a la espalda, he de reconocer que supo sorprenderme. Y, lo que es más grave, creo que no lo hizo a posta, creo que es así ... y si no lo fuese, por favor que siga engañándome un poco más.
Pasó el tiempo acordado, de sobras, y allí seguía abrazado a ella como un naúfrago se aferra a su salvavidas, hasta que llegó su hora límite y ese sueño se empezó a disipar hasta convertirse en un hermoso recuerdo. Un recuerdo que intentaré, siempre que pueda, repetir porque saber que las hadas existen y no visitarlas sería una necedad racionalista. Gracias Dee.