Como alguna de las participantes del foro pedían y por si resulta de interés para alguien relato una experiencia pasada y que para los que me entiendan fue una aventura de las de contar a los nietos.
Un día, tras una intensa temporada de trabajo y de cansancio llame a una agencia alemana, y concerté una cita con una de sus chicas para vernos en Madrid y relajarme de las tensiones pasadas. Concertamos los vuelos y quedamos en encontrarnos en el aeropuerto. Ajustados todos los detalles de hotel y demás llegó el día y la hora. Una media tarde de una primavera ya avanzada y un día esplendido en la capital.
Tras un pequeño desajuste en las terminales, me encontré con una chica morena, vestida casual con un traje blanco y una radiante sonrisa. Hechas las presentaciones tomamos un taxi y al hotel a acomodarnos.
Acto 1.
Llegamos al hotel y pasamos el siempre engorroso trámite del registro. Como detalle añadido comentaré que como la ocasión era especial, la reserva de la habitación la hice en un magnifico hotel; era un suite de la ultima planta con su saloncito, una habitación con una cama que parecía una cancha de tenis y una enorme terraza con jacuzzi desde la que se contemplaba una magnifica vista de la parte sur de Madrid.
Una amable señorita nos acompañó a la suite y tras desearnos una feliz estancia y comentar que lo íbamos a pasar muy bien con un guiño irónico nos dejó solos. Como la tarde invitaba, tras tomar un refresco, decidimos que era hora de disfrutar de la magnifica tarde en el jacuzzi. Allí dentro entre burbujas, empezó una sesión de besos suaves, caricias y tocamientos nada castos seguida de otra de sexo oral mutua dilatada y muy placentera. De allí, envueltos en los albornoces y todavía mojados pasamos a la habitación donde ya en la cama, en el sillón y en el suelo terminamos sudando ambos.
Tras unos minutos de recuperar el aliento, pasamos a la ducha, nos acicalamos debidamente y fuimos a reponer fuerzas.
Acto 2.
Tras una cena agradable regada con un buen vino, dimos un paseo y nos dirigimos de nuevo al hotel. Allí, de nuevo en la terraza, prácticamente vaciamos el minibar entre risas, humo de los cigarrillos y anécdotas varias. Llegado un momento, éste que suscribe entró en la habitación y a la vuelta a la terraza encontré a mi partenaire, sin ropa, y sólo cubierta por una sugerente lencería de encaje color burdeos tumbada en la barandilla de piedra de la terraza a una altura de ocho pisos.
Sin salir de mi asombro, tanto por su situación física como por la imagen que se ofrecía ante mis ojos, me dijo que me acercara, que la acariciara y que la besara, a lo que como es lógico no me pude resistir.
Ya recuperada su verticalidad y yo apoyado en la terraza, me desnudó con suavidad mientras me besaba el torso, y allí mismo, a la vista de todos los edificios de alrededor y con Madrid a los pies me hizo una felación sublime. En medio del fragor, acabamos practicando sexo salvaje tanto en la terraza como en el sofá del salón de la suite, donde acabamos rendidos de nuevo.
Fuimos a dormir a la cama, no sin antes encargar el desayuno a la habitación.
Acto 3.
Tras unas horas de reposo, y todavía en una duermevela, abrí los ojos con una mano acariciándome el pecho y con un beso y una sonrisa que me decía buenos días. Las caricias fueron haciéndose más intensas y bajando por mi vientre, y mis manos empezaron a enredarse con las suyas, hasta que de nuevo nos fundimos y sudorosos y jadeantes todavía abrimos la puerta al camarero que traía el desayuno.
Acto 4.
Después del desayuno, nos vestimos y yo acudí a cumplir con algunas obligaciones laborales y mi compañera a conocer un poco Madrid. Aunque el tiempo de la cita había finalizado y como ambos teníamos vuelos a media tarde, le propuse invitarla a comer a lo cual accedió gustosa. Nos encontramos de nuevo a mediodía y tras degustar unas excelentes gambas (su predilección de la gastronomía española) recogimos las maletas en el hotel y nos fuimos al aeropuerto donde no sin cierta pena por mi parte salimos, ella rumbo a Alemanía y yo a mi destino.
La agencia a la que llame es targetescorts.com, y la chica a la que vi se llama Sandy. Ya no está en esa agencia pero creo que sigue trabajando como independiente y se la puede encontrar en venusdates.com bajo el nombre de Laura, aunque sus fotos son horribles y al fotógrafo deberían desterrarlo a un asteroide solitario de una galaxia lejana.