Cita Iniciado por Kasparov Ver Mensaje
¿por ejemplo?

Creo que hemos de tener clarísimo que una escort es una escort, y no ni nuestra madre, ni nuestra amante, ni nuestra follamiga, ni nuestra psiquiatra ni si quiera nuestra limpiadora, apagafuegos o apagapenas.

Lo importante cuando nos vamos de pilonguis, y llevo unos cuantos años trasteando entre Madrid y Barcelona es que ella, la contratada, sea puntual, pulcra y lo más importante implicada en el único objetivo: satisfacerme.

Por ello pago una pasta, para que me dejen planchado y perfumado. Yo si quiero una psiquiatra, una amante o una conversadora me iré al sitio adecuado y no precisamente a un lupanar.

Las putas más caras no son siempre las mejores, claro que no. ¿quien no ha disfrutado más con un par de huevos fritos en buena compañía con una fea, que con un arrocito caldoso de bogavante con la más guapa con la que no tienes nada que decirte y la atraccion es mínima?

Todos. Existen putas deliciosas de carretera, de ciento cincuenta que te dejan como el tio más feliz del mundo solo con mirarte a los ojos y te llevan esa electricidad que una de quinientos es incapaz de transmitir.

Quien se quiera engañar, pues adelante. A pasar por caja
No busco en una escort una madre, ni una psiquiatra, ni una follaamiga, limpiadora etc.

Yo también busco que me satisfagan, pero para ello busco un "algo más por encima del sexo", si simplemente buscara sexo, probablemente no buscaría escorts. Algunas no lo logran simplemente porque no quieren, porque se piensan que por estar más buenas pueden pedir 200 más y así (para mí) no va la cosa.

Busco chicas españolas, guapas, a ser posible delgaditas y sobre todo chicas normales y corrientes, que sepa que están conmigo en una habitación de hotel igual que podrían estar en la facultad de derecho al día siguiente. Chicas con las que me sea interesante conversar, que me diviertan, me evadan, que les encuentre algo especial. Que no note ni remotamente que están trabajando o haciendo teatro, que yo vea que están ahí voluntariamente y encantadas.

Aunque sea para un polvo de una hora, me gusta saber que no pasan con 50 clientes al día, ni con 5, ni con 3, que se cuiden, que vengan bien vestidas, que tengan clase y créeme que cuando yo encuentro una chica así, y se va por la puerta, en lo último en lo que pienso es en cuánto me ha costado.