Hola a todos mis compatriotas gateros, les quiero contar de la hermosa velada que pasé con Coquita Venezolana.
Ubicarla la ubiqué de la página del link, buscando a una señorita que persuada a mi corazón. Le mandé mensaje, tardó unos días en responderme, no sé si es porque no tenía mi foto de perfil, pero luego de un par de mensajitos más tarde, me respondió como corresponde. Me mandó el speech y acordamos rápido.
Ella solo trabaja solo en hoteles y creo que también domicilios, aunque no estoy seguro, no obstante, le dije de coordinar en un hotel que queda cerca de la calle Paraguay en Microcentro, en una calle que justo se corta, no me acuerdo del todo bien, tuve que googlearlo para decirle bien a ella, pero bueno, no es importante.
Llegué al hotel unos minutos antes que ella, estacioné y la esperé en el vestíbulo al lado de donde te atienden, al rato llegó Coquita con un vestido negro corto y escotado, unos tacos negros y con una especie de gorro siberiano negro (no sé como describirlo mejor), que me llamó la atención por el calor que hacía, tenía pelos y era circular y posaba inclinada sobre su cabeza para armar todo un conjunto de negro.
Lo primero que noté de Coquita es que era más rellenita de lo que mostraban las fotos, no sé decir bien cuantos kilos, porque era chiquita además, pero sin dudas un par de talles más de lo que muestran todas sus fotos. Cosa que no fue un punto de quiebre para mí, ya que era hermosa tenía un aire a que tenía más años, pero de cara solo la ubicaría entre 21 o por ahí, ojos avellana, apenas verdes, una naricita chiquita y perfecta y unos labios gorditos que ya quería ver entre mi pija. Ni bien me saludó supe que ese acento venezolano me iba a conquistar, fuimos a pedir una habitación muy formalmente, como si fuésemos pareja. Pedí la habitación ‘Minimalista’ mi habitación favorita de este hotel que no recuerdo el nombre y subimos al ascensor. Por alguna razón entré yo primero al ascensor, no dejé que la dama fuera primero, pero mejor porque cuando estábamos subiendo ella de frente a la puerta y de espaldas a mí, empezó a delicadamente apoyar la cola sobre mi ingle como si fuese sin querer, mordiéndose el labio haciendo “mhhhh”.
Esto quizás no lo mencioné, pero tenía una cola magnífica, para hacerle un monumento, las tetas eran chicas, rellenas porque era rellenita, pero lindas, lindas aureolas, un cuerpo bien blanco, blanco como la coca (?)
Entramos a la pieza que estaba iluminada con luces que salían de debajo de las mesas, azules y magenta, dándole un tono neón al sitio, razón por la cual es mi preferida después de todas las demás.
Lo primero que hago es pasar al baño, luego pasa ella. Cuando sale me sonríe, me cobra y me paro de la cama en donde estaba para frotarla y besarla, yo soy alto y ella era mucho más chiquita que yo, pero no fue problema. Probé como reaccionaba a un beso en los labios y su respuesta fue girar sutilmente la cara, capté el mensaje y empecé a besarle el cuello, pasarle la mano por su hermoso cabello negro alisado, manosearle ese hermoso jamón. Le bajé el vestido y le besé las tetas, ella me manoseó la pija a través del pantalón y yo de inmediato me lo bajé para que empezara a pajear de a poquito. Le llené de besos el cuello, empecé a acariciarle sobre la bombachita, hundiéndole un poco los dedos sobre los labios de su vagina, ella respiraba profundo sobre mi pecho, y me besaba despacito.
En un momento se sacó el vestido y yo me saqué lo que me faltaba de ropa y nos fuimos a la cama, le pedí de chuparle la conchita y ella accedió. A veces tengo mis recaudos con chupársela a una escort, pero tenía una conchita hermosa, los labios rellenitos, parecidos a los horizontales y cerrados apenas abriéndose en la punta para mostrar un clítoris rosita y perfecta. Admito que la pancita y esa cola enorme la hacían más tentadora además de que Coca es muy blanquita. Le puse la lengua en ese clítoris gordito, lo cerré con los labios y succioné despacito, luego fui dándole lengüetazos por toda la vagina hasta meter mi lengua bien profunda dentro de ella. No estuve mucho tiempo chupándosela, la hora corría y lo único que quería era saber que sabor tenía, era dulce, casi, casi afrutado, hermoso.
Me acosté en la cama y ella se ubicó a mis pies para devolverme el favor, empezó a chuparme de arriba abajo, sin usar mucho la lengua, a veces sacaba la pija de la boca y le pasaba la lengua por la cabecita y me decía algo chancho por lo bajo con ese acento venezolana que no encontraba si bien erótico. Me pasaba los labios suaves y gorditos por el glande, su cara de chupapija era de una nena hermosa, empezó a chuparla más profundo y con más intensidad, sin nunca llegar a la base del pene.
La chupada era rica, era muy linda verla como me la chupaba, pero la hora corría y sabía que era solo una participación, por lo que le pedí que se subiera. No es para alardear, pero tengo un miembro bastante grande y me gusta que las chicas se suban para ponerse cómodas con él. Ella se lo fue metiendo despacito, mordiéndose el labio inferior y gimiendo bajito durante todo el trayecto. Primero empezó despacio, para lubricarse bien, moviendo la cadera con mi pija adentro, luego empezó a pistonear de a poquito, con la boca bien abierta y los dientes apretados hasta que empezó a saltar fuerte sobre la pija. Comenzó a meterle intensidad mientras me decía cosas como “que rico, papi”, en un momento, cuando noté que se empezó a cansar un poco de tanto mete-saca acuclillé un poco las piernas por detrás de ella para ganar estabilidad le agarré fuerte los dos jamones blancos que tenía como nalgas y empecé a cogérmela con toda la fuerza. Ahí fue cuando Coca cayó derrotada inmediatamente por mi pija por que tan fuerte le estaba dando, cayó sobre mi cuerpo, teniendo su rostro cerca del mío, mientras pistoneaba sin piedad, probé cual era su reacción ante los besos de lengua ahora ante plena pasión. Fue tímida, seguía girando la cara, yo delicadamente le agarra del cuello para alinearla con mi cara y liberó un poco la lengua sobre mis labios mientras yo solo buscaba las fuerzas para darle más y más fuerte.
Ya gemía fuerte y los ojos se le empezaron a cruzar más de una vez, pero nunca me dijo que pare o que vaya más despacio. En un momento la abracé y elevé mi torso de forma vertical, me arrimé un poco al final de la cama para que mis piernas colgaran y permanezca sentado, luego de este breve impás, proseguí a penetrarla más fuerte, asegurándome de meter toda la pija hasta el final ante cada estocada. Allí fue cuando empezó a besarme ella el cuello y morderme lentamente, “que rico” me susurraba al oído mientras le sopapear los cachetes del culo ante cada salto que pegaba con mi pija.
Fui bajando el ritmo, contorneando mi cintura contra la de ella mientras nos besábamos los cuellos. Hasta que le pedí que se pusiera boca abajo en la cama, me dijo que la cola no entregaba, yo le aseguré que mis intenciones seguían concentradas en su vagina, lo que no aclaré, porque no tenía porque aclararle, era que quería ver como sus nalgas vibraban ante mis estocadas. Así que se ubicó, primero en cuatro, pero le dije que la quería acostada, así que se fue acomodando mientras yo la guiaba en su correcta posición, bien horizontal sobre el colchón las piernotas bien separadas para dejar ver esa vagina abierta y que chorreaba lubricante. No tardé en meterle la pija y de a poco volver al pistoneo frenético que le presente hace instantes. Coca gemía, agarraba fuerte las sábanas, no sé si en un momento comenzó a morder una para no gritar tanto. Yo mientras tanto, fijaba mi atención en esas nalgas, en como rebotaban contra mi pelvis y como se iban separando cada vez más contra mi pija. Le agarraba de atrás las tetas, le besaba la espalda sudada, enlentecía mis movimientos para ubicarme de distintas maneras y enterrarle mi miembro en lo más profundo de mi ser.
Cuando noté que el sudor de mi cara caía sobre su ya inundada espalda me di cuenta que era demasiado, y me enfoqué en acabar. A veces me cuesta acabar cuando ya entro en semejante frenesí, pero no fue este el caso. Penetrándola cada vez más lenta y profundamente, le dije, “Te voy a acabar bien adentro” “Sí, papi, dámela toda” respondió, “dámela, dámela papi, dámela” Y se la di, bien profundo para que sienta mi pija pulsar adentro de ella y sienta toda la leche que le estaba salvaguardando el preservativo para no dejarla inequívocamente embarazada.
Me paré y me saqué el forro al poco tiempo, ella se quedó fundida en la cama con las piernas abiertas y el interior de sus muslos absolutamente mojados por un tiempo, reí por lo bajo y aproveché y le dije que me iba a duchar rápido, no me contestó. Me bañe y cuando volví ella estaba reincorporada, tomando de una botella de agua que debía haber tenido guardada en su cartera (que olvidé de mencionar, pero era negra como todo el conjunto que tenía puesto) y se fue a bañar. No hablamos mucho después, salimos de inmediato y cada cual su camino, como corresponde.
Veredicto final, mis amigos gateros. Una bomba. Es más gordita de lo que parece, pero tampoco tanto y nunca deja de ser un bombón con cero Photoshop, al cual voy a reiterar ni bien pueda/se me plazca. La verdad que nada para quejarme, una de esas señoritas que voy a tener en mi memoria por lo que restan de mis días. 100% recomendable.
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