Bueno, así acababa el cuento que leí.
Pero hay otro final posible.
Todos los malos sentimientos estaban contentos y felices. El Odio, su amo y Señor, los apreciaba. Confiaba en ellos tanto como para mandarlos a matar al Amor.
Pero se equivocaban. El Odio sólo se aprovechaba de ellos para que le hicieran el trabajo sucio y le sirvieran de escudo.
Después de fracasar en su intento de matar al Amor, eran castigados cruelmente.
Al Odio sólo le importa el Odio y nada ni nadie más. No tiene amigos. Tiene subordinados, tan malvados como el mismo Odio.
El Amor triunfó sobre el Odio.