Iniciado por
icaro69
Escapar junto al ovillo y sin dedal, suena en paz, suena de oreja a oreja.... otra. Ya de media, a plena.
No sé dónde se esconde Teseo, Ariadna, pero si el....
....laberinto sin llaves maestras, ni empuñaduras de conveniencias.
Para sanar mi Minotauro creo en la medicina homeopática de envenenar y envenenarse de imágenes y palabras, de olores y murmullos, de mador y larvas en la nuca y en el vientre; soy un compulsivo consumidor de sensaciones y desordenes milimétricamente pantagruélicos, dónde las experiencias memorables y momentos insospechadox deglutan al inminente pasado que el futuro.... presenta más allá de los sueños fronterizos con la realidad que combustiona la esencia de toda vida inteligente: el remedio creativo.
Existe un poder oculto que toda persona posee, convocar los recuerdos extraviados, desertar de las buenas costumbres sociales y culturales del qué dirán y avivar el deseo entroncado en el miedo del compás encuadrado entre el paspartús del respeto y la acuarela de la libertad. Si corres, se corre. Si corro, se corre. Si corremos, nos corroe. Y así, si aún persiste la encarnizada subsistencia de la inconsciencia y el quid pro quo que la alimenta, desertar de la inercia, naufragar en el desasosiego y perjurar por las nubes de acero que lloverá siempre que tengas sed, que sientas mucha sed.
Que nos llueva, Ariadna, es un bálsamo para éste sinvivir.
Y tener sed, siembra ese veneno que los cuerdos llaman oxígeno.
Dame tu fruto más afeminado, la pulpa del más carnoso y espontáneo veneno loco, ese que pocos tragan sin renunciar a la áspera y cruda realidad, o cóseme en aquel olvido encerado y siniestro.
Ni siquiera sabes que eres sin estar.
Y así se desgaja siempre un preludio, envenenar la espera mientras la ausencia se detiene en apariencia.
Así llegaste, así entraste, así estás.
En paz, y dándomela.