Hoy tengo ganas de expresar algo. Ganas de transmitir, y lo jodido es que no consigo ni hallar un título al hilo que exprese razonablemente lo que quiero transmitir.
Estos días, con muy poca diferencia en el tiempo, han sucedido en mi vida dos hechos que afectan directamente a quienes llevan mi misma sangre, una como descendiente, el otro como colateral. Dos hechos que uno me hace tocar con una mano el paraíso, la máxima satisfacción, el resultado de la perseverancia, de tener una meta definida y el saber no perder el rumbo, el haber sabido decidir inteligentemente, el haber luchado por un sueño hasta que este se ha hecho realidad. El otro, hace que mi otra mano se esté quemando en las llamas del infierno, que me haga llorar, sentir impotencia; también es el resultado de la perseverancia, del error constante, del no haber escuchado a quien lo quiere, Tal vez estemos predestinados, quien sabe si quien se revuelca en un lodazal lleno de mierda es que quiere ser mierda y hasta que no lo consigue, rechaza la mano amiga, si lo estiras y lo sacas, solo es cuestión de tiempo el que vuelva a la mierda.
Esta situación me está haciendo reflexionar, dar vueltas y más vueltas a mi vida. Tal vez a parar mentalmente y a mirar hacia atrás, a repasar como estoy y porqué estoy. En resumen a hacer una media parte, un break y adelantar un tiempo esa presunta reflexión y ese análisis que dicen que hacemos poco antes de morir. Decido en la larga carrera de la vida, el ponerme esta meta volante.
Miro mi vida, miro mi pasado, intento determinar aquellos hechos, aquellas decisiones que han influido decisivamente a que esté donde estoy. Me miro en el espejo y denoto en mi rostro el paso de los años, miro en mi corazón y hay cicatrices profundas, marcas de esas situaciones que cuando las estás viviendo parecen insoportables, te crees que más vale renunciar y abandonarte a la suerte, que no vale la pena luchar. Suerte que para esas cicatrices, aunque duelen, el cuerpo tiende a autodefenderse y llevan al olvido cuan insoportable era el dolor cuando eran heridas. También veo en mi cara y en mi corazón, los rastros amables que otros grandes momentos vividos hacen que no cambiaría ni una coma de mi pasado, Pienso en como muchas veces he sentido la sensación de dejarme llevar por la corriente ante aquello a lo que no veía salida, de abandonar y renunciar a la lucha, ¿que habría pasado si no hubiera sacado fuerzas de la flaqueza, si un día, ya harto de lamentarme, de llorar, de pensar que era un desgraciado, de echar las culpas a los demás, de lamentar que los hados no me acompañaran, llega el día como os explicaba en que te levantas y te dices; Estoy hasta los cojones de ser un negado, voy a cambiar mi vida. Cuesta y la depresión las desgana a veces se impone y tiendes a volver al abandono de la lucha a tirar por el camino fácil. Intento proyectar cual habría sido mi futuro si hubiera renunciado y francamente, me habría perdido, según mi visión, miles de cosas buenas, de momentos intensamente felices, habría renunciado a lo mejor de mi vida y a todo aquello que hace que, a pesar de acusar el paso de los años, no quiera dar marcha atrás. Agradezco a quien quiera que sea, que en eso momento me haya dado fuerzas para seguir adelante, para recuperar el rumbo de mi vida, de haber luchado por lo que quería.
Intento expresarme y no se si lo he hecho. Y para dar un poco de vidilla a este hilo os pregunto:
¿Recordais algún acontecimiento importante que os haya afectado de una forma que considereis determinante vuestra vida? ¿Habeis luchado o simplemente esperado que la corriente os llevara hasta la orilla sin importaros donde os arrastraba?
Animo y a luchar amigos. Si alguno de vosotros está en una situación dura, luchad y con el tiempo, lo que hoy parece ser insalvable, será una cicatriz más, una de tantas con que la vida nos araña.
Un abrazo a alguien muy especial.