Abro este hilo como reflexión, pero también como forma de participación de todos aquéllos que hace años decidieron dejar de luchar contra sus bajos (pero legales) instintos.
Hay hombres que sienten una especial atracción por las mujeres negras. El ex tenista Boris Becker es ejemplo de ello, casado con la espectacular Barbara Feltus, no se le conocía romance más o menos estable que no fuera con una mujer "de color". El actor Robert de Niro es un apasionado del exotismo negro, mulato o cobrizo; de hecho sus parejas de las últimas décadas y su actual esposa, han sido mujeres negras...lo de Taxi Driver fue ficción.
Otro actor, Clint Eastwood, reconoce sentirse especialmente atraído por la mujer latina y la muestra de ello la encontramos en su actual esposa, Anita (creo que así se llama). Le comprendo porque me pirran las latinas, esas morenazas de caderas eternas y panderos duros...como el acero de Krupp. Me sublina el sueño erótico de la piel morena, labios turgentes y lacio cabelo negro..anárquico, dibujando bucles imposibles. Vamos, que como el gran Eastwood, sólo acepto el dolor a manos de un especímen semejante...y a fuer mía que lo he logrado...el especímen, no el dolor.
Entre los hombres de este país se ha instalado el mito de la Lolita...de Nabokov. Jovencitas inocentes descubren la pubertad y, con ella, sus sensual capacidad para volver al más resesado de los machos como una "chota" loca. Como he manifestado mis gustos por señoras de cierto "empaque", las lolitas me pillan resaviado. Aunque una "criaja" de más de 16 años puede tener para algunos una indiscutible carga erótica, tomé como mío el antiguo slogan del FORM "pezqueñines no gracias...hay que dejarlos crecer".
Pasamos de colores a edades y de aquí a estética. Hay un hilo abierto sobre la depilación...masculina, pero también se puede aplicar a la femenina. Recuerdo haber visto, hace siglos, una película erótica (el X aún no existía) en la que el protagonista se pasaba toda la cinta afeitando totalmente el cuerpo de sus partenaires. La peli tenía su gracia pero al tercer afeitado empezaba a resultar algo repetitiva...creo que no le dieron el Oscar al mejor guión.
En el lado contrario están los que añoran los denosdados felpudos. Esas entrepiernas inmensas, verdaderas selvas tropicales en las que debías adentrarte con machete...como mínimo. Ni el agente naranja que los USA soltaron en Vietnam a toneladas hubiera conseguido defoliar semejantes oscureces. No sin cierta chanza podías concluir que, con suerte, encontrarías las Minas del Rey Salomon...y tendrías algo que contar, porque después de tan arduo trabajo el sexo resultaba difícil.
Los hay que se pirran por completar el Kamasutra, las lluvias y besos de todos los colores o, incluso, los que solicitan clases particulares de idiomas. Como decía el torero "hay gente pa to", si señor.
Para acabar este pestiño, no quiero olvidarme del sexo cibernético o lo que es lo mismo, el sexo sin sexo, o con sexo pero sin contacto. Vamos, el sexo a distancia, en la red (que no en la pecera) o con web cam. Quizás sea la forma de sexo más segura para evitar lo que le pasó a Boris Becker (con el que abro y cierro el pos): un francés con final feliz se convirtió en una cuantiosa pensión de alimentos, la compañera ni tragó ni tiró, sino que guardó el esperma en un recipiente para inseminarse días después. Sin duda, el polvo más caro de la historia, pero Boris no era Pasternak y Miami quedaba muy lejos de Barikino.
saludos.