Pido disculpas a aquéllos/as que puedan sentirse ofendidos por el título de este hilo, pero la intención era incitar a su lectura...espero no llevarme muchas collejas por ello.
Ojeando esta mañana el periódico me he encontrado con las declaraciones del ínclito Max Mosley (se ha hablado largo y tendido sobre este individuo en otro hilo y no quiero repetirme). Respondía a un montón de preguntas acerca de su orgía filonazi y, previo reconocer que su santa no estaba demasiado contenta con sus gustos sexuales, cargaba contra la meretriz que de forma onimosa, previo pago (of curse) y sin el más mínimo recato, había aireado el vídeo de sus ya famosa juerga.
Sin duda, Mr. Mosley, a la vista de la publicidad dada a su affaire sado/maso, no pudo evitar exclamar lo que viene a ser el título de este hilo; ¡puta delatora! No es la primera vez que pasa. Hay abierto otro hilo acerca de la publicidad dada a las relaciones del ex-gobernador de Nueva York con otra meretriz (desconozco si fue la meretriz la que en esta ocasión se fue de la lengua o si la investigación del FBI la que llegó hasta el fondo....muy fondo, del asunto) y hasta hace no mucho se hablaba de la "rajada" de una famosa alcahueta de Hollywood (una tal Fleiss, si no me engaña la memoria) que tuvo a bien dar nombres, apellidos y cms, de todos los clientes que habían frecuentado su prestigioso burdel.
Todos sabemos que en Japón, las maiko (aspirantes a geishas) y las propias geishas, tienen absolutamente prohibido hablar sobre la identidad de sus clientes/amigos. Bien es cierto que maikos y geishas no son prostitutas en los términos que venimos manejando, pero sí reconocen que sólo larga sobre la identidad de los clientes aquéllas que han decidido pasarse al enemigo ("la prostitución" que en Japón la hay y muy requetebuena y sé de lo que hablo). Parece que en Europa y los USA todo vale a cambio de una buena pasta. Se ha perdido la confianza en la deseada discreción de la prostituta y el cliente, máxime cuando es famoso, famosillo o un profesional o empresario de prestigio, se haya antela angustiosa duda de si su partenaire acabará piando la juerga al primer periodista, detective privado o similar que se lo insinue.
Definitivamente se ha perdido esa complicidad que, previo pago, te garantizaba total indemnidad a las miradas y oídos ajenos. Sin duda, el que tiene mucho que perder o se lía con una igual (otra que tiene mucho que perder) o se busca el fulaneo allá donde nadie le conozca. Todo antes que acabar retratado como Cayetano, a la salida del puticlub y con exclusiva de la susodicha en programa de máxima audiencia.
saludos.