La revista Memoria, publica en este número de marzo un dossier de 46 páginas sobre la historia de la prostitución en el mundo, en diferentes épocas y sociedades.
Ha sido una bocanada de aire fresco, leer estos relatos exentos de implicaciones morales y moralistas. Sólo la perspectiva histórica, narrada de manera neutral y con un profundo respeto por los historiadores que colaboran con la revista.
¡Ojalá existiera más divulgaciones como estas!
Os dejo la editorial escrita por su directora, Sandra Correas:
HISTORIAS DE MUJERES
Quería haber empezado el editorial con una frase que aludiese al contenido de nuestro dossier en esta nueva edición de Memoria: La prostitución a lo largo de la Historia. Pero tengo que confesar que me he encontrado en un callejón sin salida, porque no he sido capaz de decidirme sobre el tema del que debía hablar. El amor, la sensualidad, el placer, la indefensión, la pobreza, el abandono, el instinto de supervivencia en un mundo siempre hostíl, la valentía. Éstos han sido los términos que me venían a la cabeza cuando intentaba resumir un dossier de 46 páginas, cuando quería comprimir en veinte palabras la historia de tantas mujeres que se han visto forzadas a ejercer la prostitución, cada una en su época, con sus circunstancias y motivaciones, por propia decisión o con la decisión tomada para ellas por otros. Y hablo de mujeres porque, si bien es verdad que la prostitución no es un oficio exclusivamente femenino, sino que también ha sido ejercida por multitud de hombres a lo largo de la Historia, tanto el trato recibido, como la consideración social, especialmente en la Antiguedad, han sido siempre muy distintos en uno y otro caso, estando la mujer especialmente infravalorada en todo lo que concierne al sexo, incluido, por supuesto, en el mal llamado"oficio más viejo del mundo". Espero que ustedes saquen sus propias palabras definitorias después de leer esta revista. Sé que al hacerloencontrarán en cada línea el profundo respeto que nuestros historiadores han puesto al tratar un tema siempre difícil de contar, procurando que la distancia en el tiempo y en los usos y las costumbre sociales, con la ética y moral propia de cada época y lugar , no influyeran en su narración e interpretación de los hechos. Y también me gustaría que, al final, cuando hayan visto cómo en cada sociedad y en cada momento se vivía esta profesión de una forma distinta, pero siempre sobre un fondo de profunda necesidad, les quede flotando a su alrededor la palabra que antes no encontraba y que ahora intuyo despegando sobre el resto: valentía.