Supongo que a mí me ocurre como a Richard Blaine y a vorenus, que nos hemos hecho mayores y no creemos ni en los Reyes Magos ni en príncipes ni en princesas azules. Digo esto porque cuando yo era más jovencito, era bastante mitómano y, como buen futbolero y cinéfilo, la mayoría de mis idolos eran futbolistas (o gente relacionada con el mundo del fútbol) y actores/directores de cine: Quini, Urruti, Esteban, Migueli, Cruyff (sigue siendo mi futbolista preferido), Simonsen, Pele, Helenio Herrera, John Ford, James Stewart, Marilyn Monroe, John Lennon…También sentía una especial admiración por Keith Richards (vaya uno). Cuando te haces mayor lo relativizas todo y tienes más tendencia a admirar a personas más próximas, a las que puedes conocer con más profundidad.
Una persona a la que siempre he admirado y que siempre admiraré es mi abuelo. No hizo nada en especial en su vida, salvo vivir, que ya es mucho, pero lo que es auténticamente digno de admiración es que en su vida tuvo muchísimas dificultades (una infancia muy dura y complicada, la Guerra Civil, la cárcel –luchó con la República-, la posguerra –que fue peor que la guerra-, un trabajo durísimo, la enfermedad…) y sin embargo, era un hombre que siempre estaba de buen humor, siempre estaba contento, contaba chistes y decías muchas cosas graciosas y divertidas. Otros, con una cuarta parte de las cosas que a él le pasaron, tendrían un carácter avinagrado y estarían perpetuamente enfadados con el mundo. El no. Siempre pienso en él, y cuando me pasa algo malo o tengo algún problema grave siempre pienso que él lo pasó peor y salió adelante y que no tengo ningún derecho a estar enfadado o triste o indignado si él no lo estaba con todo lo que a él le pasó. Para mi, un referente.
En general, también admiro a todos aquellas personas (hombre o mujeres), famosas o no tan famosas, investigadores, inventores, artistas, descubridores… que gracias a su trabajo y a su esfuerzo, han hecho avanzar a la humanidad, enfrentándose muchas veces a la intolerancia, a la ignorancia, a la incomprensión de sus coetáneos, y trabajando la mayoría de las veces en unas condiciones muy precarias. Auténticos valientes dignos de admiración que han hecho posible esa cosa llamada progreso.