Muy interesante tema; uno de los quides de todo putero tanto confirmado como ocasional.
Creo que comparar relaciones de prostitución con relaciones de pareja carece de sentido; están en planos que jamás se cortan. Si acaso podrían compararse con relaciones esporádicas sin implicación afectiva (y aun así, en el caso de los nulos en seducción como yo también saldrían perdiendo éstas en coste de tiempo y pasta). Porque cuando pones en juego el corazón el posible precio siempre irá más allá de lo estrictamente pecuniario, y si la cosa finalmente va a pique, considérate afortunado si entre los restos del naufragio se te quedó únicamente la cartera.
En mi caso solo diré que por mi última relación, de dos años, pagué en todos los sentidos infinitamente más que todo lo abonado a Marien y al resto de damas que fuman que en el mundo son. Y lo triste es que el aspecto menos grave fue justamente el económico (aunque si me pusiera a calcular a cuánto me salió el polvo sería para llorar). Aposté muchísimo (tanto por mi ex como por su pequeña hija que ya difícilmente podré volver a ver) y por tanto perdí también muchísimo. Aunque cierto es también que la recompensa también podía haber sido muy grande de haber sido la apuesta "a caballo ganador". Pero eso no puede saberse nunca de antemano; no me arrepiento en absoluto de haber apostado.
Con una puta no se puede perder casi nada, salvo, si sale mal el polvo, la sensación de haber hecho el tonto y llevarse un mal sabor de boca. Pero aun en ese caso esa sensación se habrá pasado a las pocas horas. Es lo que me cada día me va gustando más del sexo de pago: si tienes claro lo que buscas, y no te lías la picha con absurdas historias pseudosentimentales, normalmente "what you see is what you get". Lo que yo llamo una relación honesta y clara, algo que jamás encontré en mis relaciones de pareja.