A lo largo de los años he llegado a la conclusión de que nunca -dejémoslo en casi nunca- se tiene sexo gratis. En las relaciones que no son de pago, el caché suele ser mucho más elevado, empezando por la inmediata pérdida de libertad... que no tiene precio. En algunos casos, la compensación es real y encuentras esa rara avis llamada COMPAÑERA.
Ciao!
Pescanova