Pues yo tengo que ir a Madrid el mes que viene un fin de semana. Podríamos quedar a tomar un café para inetrcambiar puntos de vista. Nianonaaaaaá, renianonaaaaaaaá (Interprétese como onomatopeya de violines).
En serio, si nos ponemos a hablar de deseo, o más concretamente, del objeto y de la fuente del deseo, tenemos para rato, yo cuando menos. Nunca deja de sorprendeme el poder que puede llegar a tener un simple gesto, por ejemplo, para desencadenar el deseo. A veces no se sabe a ciencia cierta si se está haciendo el amor a una mujer o a un ademán o a un peinado o a un olor o a un timbre de voz.
Y eso, que a la mayoría de los hombres les parece tan natural y consustancial con su masculinidad es harto difícil de que una fémina no sólo lo llegue a saber, si no siquiera a entender. Y este es sólo un ejemplo muy parcial de mil sobre la diferente forma de aprehender el sexo que tienen la mujer y el hombre.
También es verdad que juega mucho la experiencia y la edad de la interfecta, aparte de la aptitud y ganas que se le ponga. De hecho nada sustituye a las ganas. Creo firmemente que las ganas son capaces de mover más montañas que la fe.
Y ahí quería yo llegar ¿Cómo una nena que siempre le han dicho que es muy mona, que con la cara cree que paga, que con su cuerpecito resultón, va a tener la experiencia, las ganas, el "savoir fer" de llegar a disparar resortes, no evidentes a simple vista, que pongan en marcha un deseo que desencadenará en algo mucho más gratificante que si te empiezan poniendo la mano en el paquete?
Si es que los hombres no pueden parar de mirarme allá a dónde voy, los coches aminoran su paso cuando me ven caminando por la acera, el kioskero me hace colar despachándome antes el "Hola"... ¡Pero mira que llegan a ser gilipollas y primarios los hombres! ergo ¿Para qué esforzarme? Si es que me pagan igual, es más, cuando vayamos caminando por la acera, me plantaré delante de un escaparate, a ver si me obsequia con algo, y siente por un instante que soy su chica y él mi dueño y protector, el muy bobo.
No sé si me explico.
Y eso que dices de que una se ha de enamorar, aunque sea una hora, con el cliente con que está, pues qué quieres que te diga. El amor, en sí, no garantiza absolutamente nada, no desprecio tu actitud o que creas que debe ser así, ojo. Pero me lo he pasado estupendamente bien en la cama con mujeres que lo último que se me ocurriría pensar es que estuvieran enamoradas de mí en ese instante, otra cosa es que hubiera, que lo había, un entendimiento mutuo, comprensión, diversión conjunta, pasión, ganas de disfrutar y de hacer disfrutar, complicidad, aventura... ¿pero amor? Yo al menos no lo percibí y yo me fijo en las cosas, creo. Y a sensu contrario, otras que ponían una cara con sonrisa de oreja a oreja por estar conmigo, como de levitando un palmo por encima del suelo, y a su vez eran un completo desastre en la cama. Los temores, las inseguridades, las carencias, las vivencias propias, o su ausencia, se arrastran con uno / una y el amor no cambia eso. Ojalá fuera así pero no.
Y en definitiva sí, depende de lo que uno busque en una escort ¿Quieres presumir? Perfecto, tiéntate la cartera y seguramente tendrás "suerte". ¿Quieres el polvo de tu vida? Ojo, eso son palabras mayores. Nada te garantiza que lo vayas a tener, ni el dinero, ni el que se enamore de tí la Mónica Beluci y te tire las bragas a la cara. Que no me lo intenten vender las agencias que no es verdad.
Pero bueno, en este mundo embustero y canalla, todo el mundo miente, fíjate que ya nos la pegan en la cuna, metiéndonos en la boca un trozo de látex en vez de una teta.
Por cierto, si alguien conoce a la Beluci y me la presenta, el Señor le devolverá ciento por uno, que me gustaría intentarlo. Nunca se sabe.