Para continuar profundizando en mi karma negativo (ya me falta menos para llegar a mi objetivo de menos 50), voy a proponeros hablar de una tema que solemos obviar y que nunca hemos tratado de cara a pesar de saber todos que existe.
Yo en mi corta andadura por este mundo escorteril, ya se que no queda bien este eufemismo pero prefiero no utilizar el vocablo que a todos nos viene a la mente para hablar de estos temas. Una vez he evolucionado y he dado por superada mi etapa de relación con escorts que se dedican a este noble oficio por gusto, o para pagarse caprichos o por cualquier otro motivo que no sea la pura y dura necesidad, he vuelto a caer en mi gran error, el tremendo error de establecer relaciones personales con la profesional y cometer nuevamente el gran pecado de interesarme por cuestiones extraprofesionales que van más allá de la mera transacción de dinero por sexo. Evidentemente, soy un mal escortero, o tal vez soy incapaz de solo ver un par de tetas y varios agujeros en donde meterla. O tengo cara de confesor, o tal vez escucho demasiado o se me ve demasiado interesado en las personas. O tal vez ellas, tienen la imperiosa necesidad de explicar sus inquietudes y su vida a alguien y yo, a pesar de no serlo, debo parecer buena persona.
A lo que iba, renunciando a la oferta nacional para evitar afinidades y vínculos más allá de los estrictamente necesarios para la ocasión, pongo mi punto de mira en el producto importado (tómese el concepto producto no como algo peyorativo, como una forma de expresión para establecer que se trata de un servicio que está en el mercado). Pues bien, en mis viajes por lo largo y ancho de este mundo, decido hacer escala en una chica venezolana. A priori, muy a priori no existe ninguna afinidad ni ningún peligro de llegar a saber más de lo que estas ocasiones requieren. Pero cuando uno es gilipollas, lo es con españolas, chinas, brasileñas y venezolanas. Lo es con todas las personas, sin mirar de donde son, que hacen, como viven ni otras circunstancias que puedan crear feelings o generar distancias. Y ya me encuentro viendo una persona, ya no veo ni tetas ni lo que se ha de ver y solo veo una persona con mirada inquieta, con ganas de hablar, con su sonrisa, con sudura experiencia a pesar de su juventud. Y escucho, pocas veces pregunto ya que cuando lo haces provocas un bloqueo en la otra persona y me va explicando que es de una población cuyo nombre no recuerdo que está a unos 60km. de Caracas.Que estudió en la Universidad y que tiene una carrera parecida o asimilable a lo que aquí es la de Empresariales. Que lleva cuatro años en Barcelona y que ahora finalmente ya ha pagado su deuda. ¿Deuda? pregunto.Me sigue explicando que en su país hay unas personas que se dedican a conseguir introducirlas en España. Que ellas saben a lo que vienen, que nadie les engaña. Que la necesidad, en su caso la necesidad de poder mantener a su mami enferma y a su hermana (19 años y dos hijos, uno fruto de una violación) y sobrinitos y la imposibilidad de encontrar un trabajo mínimamente remunerado en su país, les aboca a ver en el escortismo en nuestra tierra una salida a la miseria y a las duras condiciones de vida en su país. Que el precio que pagó fue primero la prueba de valor, una relación,más bien una violación (ya que fueron tres la parte contraria y sin contemplaciones) en su país para saber hasta donde llega su aguante y si vale la pena pagarle el viaje. Una vez superada, el pago de los honorarios de su introducción en el mundo escortero de nuestro país, una deuda aplazada de 20.000 Euros. Ella ha tenido y tiene plena libertad de movimientos en nuestro país, simplemente ha de realizar los pagos aplazados correspondientes y la garantía es la vida de su familia en su tierra. Garantía suficiente ya que vivió en propia carne un ejemplo de lo que puede pasar si no se respeta escrupulosamente el trato. Le secuestraron a su hermana y estuvieron jugando con ella, en tanto no realizó el pago correspondiente. Ahora ha saldado sus deudas (considera que una vez pagado lo pactado, nadie la volverá a molestar)y goza de libertad para hacer lo que crea, seguir en este mundillo, trabajar cuando resuelva el tema de los papeles como dependienta, trabajar como escort hasta ahorrar lo suficiente para montar un negocio aquí y traer a su familia que es su intención...Total, sin llegar a haber sido una esclava sexual, sin que ella considere haber sido explotada ni engañada por ninguna mafia, el resultado ha sido que ha estado trabajando casi tres años para comprar su libertad. Ahora está de vacaciones en su país y a la vuelta...a la vuelta tal vez la veamos en una web de escorts como independiente si le es posible. A seguir en el oficio para un día pagar el traspaso de un chiringuito en una playa española, trabajar en algo que no deba ocultar o creer que oculta a su familia y poderlos traer a un lugar en el que puedan vivir con dignidad.