Extraño es como funcionan en nuestro cerebro los mecanismos de la atracción sexual. Extraño e ilógico, sin seguir ninguna pauta concreta, sin tener un patrón predeterminado, fluyendo el deseo con total anarquía.
Después de más de seis meses de no plantearme ninguna aventura extramatrimonial, ese gusanillo que los hombres tenemos, ese viejo verde que periódicamente aflora y me descontrola, me presiona para que este próximo Enero vuelva a las andadas. Empiezo a ver las ofertas que hay en el mercado y para simplificar intento centrar mis ideas para ir a lo concreto, a la búsqueda de aquella mujer que para mí resulte ser la más próxima a la belleza absoluta. ¿Morenas? o ¿rubias?, ¿delgadas? o ¿macizas?, ¿labios carnosos? o ¿labios estilizados?, ¿ojos claros? u ¿ojos negros? ¿altas? o ¿bajas?....Extraño es el mecanismo del deseo que no sigue ninguna pauta concreta. Unas solo verlas me atraen, otras que decir, a pesar de su belleza no despiertan en mí el deseo, ese deseo necesario para hacerme soñar en una relación sexual apoteósica con la sola contemplación de unas imágenes.
Hablo del sexo de pago, de algo que tal vez deba dar la razón a algunos que en varias ocasiones han manifestado que es una adicción. Saber que a cambio de dinero puedes dar rienda suelta a esas bajas pasiones que padecemos, yo al menos unas cinco veces al día de media, si no hubiera traspasado esa barrera de haberme iniciado en el mundo luminero, quedaría solo en deseo, un deseo insatisfecho que nunca se vería colmado. Pero voy un paso más allá, ¿Por qué cuando estoy en la calle, cuando voy en metro, cuando estoy en el trabajo, hay mujeres que no puedo dejarlas de mirar?, otras que me hacen imaginar lo fabuloso que puede ser un revolcón con ellas, otras que un leve roce, una aproximación mayor a lo normal te hacen sentir un cosquilleo y una agradable sensación que te invita a ir más allá que con otras tal vez más cercanas a mi patrón de belleza. En cambio, otras mujeres, incluso más guapas, mejor proporcionadas solo dan lugar a que contemple su belleza sin que en ningún momento sienta el mínimo deseo de hacerlas mías.
¿Será como se mueven?, ¿será como miran?, ¿será su perfume?, rotundamente no. Extraño son los mecanismos de la atracción, tan extraños como para provocarme deseo por chicas menos guapas y no hacerlo por otras más bellas, que hagan que me resulte imposible poder decidir si me atraen más las morenas o las rubias, las altas o las bajas, las muy delgadas o las macicitas, las más guapas o las más feillas….y en cambio no me gustan todas. Intento definir cual es la diferencia y me resulta imposible, no soy capaz de hallar que es lo que me atrae de una mujer y hace que la desee y lo que no.
Pregunto a los foreros, ¿a vosotros os pasa lo mismo?, o en cambio, os gustan todas, o bien, tenéis unas ideas concretas de que tipo de chica os provoca esas sensaciones que hacen que las deseéis.