Puedes respetar mucho a la gente y ser tan aburrido como una mesa camilla.
Y también puedes ser tú mismo...y que tú mismo seas un auténtico peñazo.
La verdad, yo llevo unas cuántas décadas buscando la respuesta. No la he encontrado aún, ya os mantendré al tanto si la descubro.
Naturalmente, dejando aparte que no hay recetas universales (o fórmulas magistrales, como decían los boticarios de pro) y cada mujer es cada mujer.