Pues la historia que os voy a contar empezó con un dibujo, el dibujo más cutre del mundo.
Corría octubre del año pasado, era la época de los juicios del procés, donde cada noche ardían contenedores y se armaban barricadas en las calles de las ciudades de Cataluña. Yo aquel dia salía de trabajar a las 10 de la noche con una misión, había quedado por primera vez con la mujer más hermosa y con más estilo que me he cruzado en mi vida, y ella iba a ser mía por una hora a cambio de dinero, aún sabiendo lo que se estaba cociendo en las calles de aquella ciudad y que igual después no podía salir de ahí en un buen rato, decidí arriesgarme y tirar para adelante. Habíamos quedado a las 22:30, pero ella me pidió un poco más de tiempo porque había salido a cenar fuera, así que acepté encantado y esperé impaciente hasta la hora acordada, estaba contando los minutos, cuando de repente me llegó un mensaje de ella que me decía que la cena le había sentado mal, y que teníamos que cancelar la cita porque no quería que la viera con mal estado la primera vez que quedábamos. Yo con todas las ganas que tenia de ese encuentro me quedé resignado y atrapado vagando por las calles de esa ciudad con un peluche en la mano, que le había comprado para celebrar nuestro primer encuentro.
Pasaron unos días, y ella me volvió a hablar pidiéndome disculpas por lo de la otra vez, recuerdo que era un domingo, que yo iba de empalme porque el día anterior había ido a un concierto en Barcelona. Hablamos un rato y la conversación fluyo y ella me enseño un dibujo que había hecho un cliente para ella, entonces se me iluminó la bombilla y debido a la cantidad de droga y alcohol que había tomado la noche anterior y aun circulaba por mi cuerpo, me vino la inspiración y en 30 segundos le contesté con un dibujo en el que aparecíamos ella y yo, posiblemente el dibujo más feo y horroroso que podría firmarlo cualquier niño de preescolar con dificultades psicomotrices para expresarse. Pero a ella le hizo gracia, ¡y vaya si le hizo gracia! Que desde ese momento cada palabra que le escribía, le acababa sacando una sonrisa.
Yo aún no sabía lo que estaba por venir, no podía llegar ni a imaginármelo, pero ese fue el germen de nuestra futura ‘’relación’’ en la cual yo me enamoré profundamente de una prostituta a la que nunca contraté, si no que la conquisté con mis palabras. A la que nunca le pagué con nada más que no fuera con risas, buenas palabras y mis sentimientos.
Iban pasando los días y los contactos se volvían más frecuentes, siempre entre risas y buen rollo, es como si hubiera nacido con una capacidad innata para hacer reír a esa persona, yo me sentía muy a gusto cuando hablaba con ella y me soltaba, no había tabús entre nosotros, podía ser yo sin restricciones, sin miedo a decir algo demasiado fuerte, porque estábamos en sintonía y los dos íbamos sin poner el freno de mano, y así fueron pasando los días y lo que empezó mal, con un plantón, se estaba convirtiendo en algo fabuloso, y de tan fabuloso que era, llegaron los sentimientos, malditos sentimientos….
Empezó 2020 y yo estaba como en una nube, joven, con un buen empleo y dinero, con un cochazo nuevo que ella me ayudo a elegir… y lo que más me importaba de todo, nuestra ’’relación’’ cada vez se estaba encaminando más, aún que llevábamos horas y días enteros hablando, aun no nos habíamos conocido personalmente.
Hasta que llegó un día que me asusté, porqué no podía hacer nada más que estar pensando en ella todo el maldito día, todo el día pendiente del móvil, pensando en que seguramente se estará tirando a un tio con el que no tiene ganas de estar, y esperando a que me escribiera para poder sacarle una sonrisa y así que se evadiera de su trabajo, porque en ese tiempo cada palabra mia era una risa asegurada para ella. Entonces llegó ese día que me asusté y decidí cortar por lo sano, escribiéndole un mensaje para despedirme, porque creía que era lo mejor para mi estabilidad mental.
Pasó una semana y el maldito destino hizo que me la encontrara en un centro comercial, era la primera vez que la veía en persona, pero ella no me vio a mí, ya que ella estaba de espaldas en una tienda haciéndose las uñas. Me quedé helado, paralizado, el corazón me iba a mil, ahí estaba yo plantado delante de un escaparate embobado mirando a la mujer que más me ha impactado en mi vida. En ese momento no sabía qué hacer y me quedé como unos 30 segundos mirando a través de ese escaparate. Me moría de ganas de gritar: HE MIRAME SOY YO, ¡ESTOY AQUÍ! Entrar allí, y darle un beso de esos que se sienten con el alma, de los que quitan el hipo y hacen que se pare el tiempo. Pero no fue así, porque vi algo que no tendría que haber visto. Apareció otro tio ahí que iba con ella, y pasaron por mi cabeza un montón de preguntas. ¿Será su novio? ¿Será un cliente? ¿Quién cojones es ese tío?
Así que agaché mi cabeza y me fui alejando lentamente de ese escaparate que nos separaba a los dos.
Aunque hacia una semana que no hablábamos, estaba todavía muy presente en mi cabeza, y ese encuentro no hizo más que avivar la llama, así que decidí volver a escribirle, y contarle que la había visto en ese centro comercial, ella me contestó que porque no le había dicho nada ya que le hubiese encantado conocerme en persona, y volvimos a hablar, pero esta vez no fue como antes, no solamente la hacía reír, si no que empecé a abrirme y a contarle mis sentimientos por ella, y poco a poco fui derritiendo esa coraza que tienen las mujeres que se dedican a este oficio. Y empezamos a trazar como podía ser nuestro primer encuentro, si en su trabajo o fuera de él, ya que nuestra relación no estaba condicionada por el dinero, porque la primera vez que quede con ella me dio plantón, y ella me dijo que en este mundo todo ocurre por una razón que se nos escapa, así que nunca se había producido un intercambio de favores monetarios-sexuales entre nosotros. yo me moría de ganas de poder conocerla fuera de su trabajo, no por follar gratis ni mucho menos, sino porque eso significaba que todo lo que habíamos hablado era real, que ella sentía cosas por mí y eso me hacía sentirme el hombre más afortunado del mundo.
Finalmente llegó el día en que nos conocimos, después de meses de tanto hablar, de tanto reír, de tanto sentir. Tenía que ser la bomba ese día, tenían que reflejarse todo lo que habíamos hablado, lo que sentíamos el uno por el otro. Pero lamentablemente no fue así, yo estaba cortadisimo, sentía que tenía delante de mí la oportunidad de mi vida, la mujer más sexy que he visto nunca estaba para mí sin ningún interés comercial de por medio, solo el humano. Entonces cuando estaba entre mis brazos me dijo cosas que aun retumban en mi cabeza, que le gustaba yo, que no habían hombres como y que me admiraba. Yo la verdad es que estaba flipando y superado por esa situación y no reaccione con la espontaneidad que me caracteriza. Y desde entonces maldigo ese dia por no haberme soltado más. Hubo más encuentros con ella, y los otros fueron mejor, ya no estaba tan cortado ni impactado por ella, pero me centre en mostrarle demasiado mi sentimientos y olvide hacerla reir, que esa era la parte más importante que teníamos. Gran error, si algo te hace especial respecto al resto, nunca dejes de lado lo que te distingue de los demás.
Siguieron pasando los días y continuábamos hablando, pero se había perdido ese algo que me distinguía de los demás, yo era la misma persona, con las mismas capacidades para hacerla reír, pero sentía que cada vez ella estaba más lejos, aunque ella seguía diciéndome que le gustaba y que me admiraba.
Y yo aun sabiendo que lo nuestro no podía ser, insistía porque realmente me veía, y aún sigo viéndome capacitado para retomar lo nuestro donde lo dejamos, y esta vez no olvidarme de lo más importante, no dejar nunca de hacerla REIR.
Pero una vez más volví a ver algo que no tendría que haber visto, y se lo tire en cara, hubo malas palabras por mi parte y allí se acabó todo. En ese momento yo creía que ella era la mala, pero con un tiempo de reflexión y después de leer bastante filosofía de Nietzsche durante esta cuarentena, he meditado y he visto que aquí no hay ni buenos ni malos, todo es subjetivo y como ella siempre me decía: Al final lo que duele, es lo que esperas de la otra persona y no acaba sucediendo.
Y ahora aquí estoy de cuarentena, sin poder salir de casa, sin poder emborracharme, sin poder fumar porros. Y haciendo yoga por las mañanas, ejercicio por la tarde perdiendo unos cuantos kilos, y escribiendo poesía los domingos, como mi mejor amigo me diría, me he convertido en un maricon.
Lo más jodido es que después de decirle todo lo malo que pensaba de ella, aún sigo soñando con ella. Cuando pienso en viajar a un país lejano y ver mundo, pienso en viajar con ella. Cuando estoy comiendo algo delicioso, que ojalá estuviera aquí para compartirlo con ella. Cuando veo un meme gracioso, o se me ocurre alguna tontería, siempre pienso lo mismo, ojalá pudiera volver a hacerla reír, para que ella se sienta bien, y yo sentirme otra vez el hombre más afortunado del mundo.
Porque no se si será adecuado o no, pero si algún día volvemos a cruzarnos, mi principal objetivo en la vida será hacerla reír.
Y pensar que todo empezó con el peor dibujo del mundo……
https://youtu.be/L71r2g0DkcU