Hola, amigos y amigas,
Ayer tuve (o más bien sufrí) aquello que denominamos una no-experiencia, supongo que la mayoría sabréis a lo que me refiero, de la que se pueden extrapolar algunas reflexiones que me gustaría compartir con el resto del foro.
La historia comienza la semana pasada; sí, el JUEVES, para que veáis que lo de planificar con antelación tampoco sirve. Me puse en contacto con una de nuestras amigas para los menesteres que todos conocemos, estuvimos bastante tiempo hablando y negociando debido a lo complicado de cuadrar nuestras agendas. Debo decir (en mi contra), que por lo natural estoy bastante ocupado y que para mayor inri nunca quedo para una cita inferior a dos horas (con media hora no tengo ni para desvestirme y una hora me parece ir demasiado al grano). Esto hizo que se produjesen diversos cambios y alteraciones, que discutimos durante el fin de semana.
Lo cierto es que algo me enganchó con la susodicha, después de hablar con ella durante varios días consecutivos creí ver cierta química entre ambos, o que por lo menos ella se esforzaba por fingirla. Me decía que estaba hasta arriba de trabajo, en aquel momento no entré a valorar si se estaba tirando el rollo, pero finalmente pareció que habíamos llegado a un acuerdo, ayer a las 18:00. Sencillo, ¿No? Pues ya veréis que no lo es tanto.
Estando en el trabajo, recibo una llamada suya a las 10 de la mañana, pidiéndome que le confirme que voy a ir. Me dice que es bastante desconfiada porque la han dejado plantada varias veces, le respondo que no se preocupe que jamás he cancelado una cita (y he tenido unas cuantas). Nos despedimos aclarándolo todo y continúo con lo mío. A las 16:28 recibo un mensaje de móvil solicitándome que le vuelva a confirmar; en fin, otra vez, la pobre debe ser desconfiada, así que le envío un mensaje contestándole que estaré a la hora acordada.
Así que finalmente me presento en el lugar de la cita, veinte minutos antes como acostumbro a hacer. Aunque era temprano, viendo lo intranquila que estaba, pensé que sería conveniente enviarle un mensaje comunicándole que ya estaba allí. Saco el móvil y me encuentro con el siguiente mensaje enviado desde su número: He tenido un imprevisto, si quieres quedamos mañana a la misma hora. El mensaje había sido enviado a las 17:48.
Nada nuevo, ¿Eh? Que levante la mano al que no le haya pasado o a la que no le haya pasado, porque no escribo esto para dar ningún palo a nuestras queridas escorts, me consta que vosotras también tenéis que sufrir este tipo de situaciones. Me dirijo a los que no conocen el significado de la palabra seriedad, sean clientes o acompañantes. Es cierto que éste no es un trabajo usual y que eso puede llevar a mucha gente a pensar que aquí no se mantienen las mismas reglas de respeto y seriedad. En mi caso, debo ser una persona muy extraña, porque siempre he valorado el tiempo de las personas como su bien más preciado.
Por favor, no malgastéis el poco tiempo del que algunos disponemos. Si fuese billonario, viviese de las rentas y no tuviese nada que hacer salvo contemplar el pasar de los días, no me importaría lo más mínimo cosas como las que he descrito aquí. Pero para mi desgracia, tengo un trabajo, que además de darme de comer, me consume la inmensa mayoría de las horas del día, y las escasísimas restantes están ocupadas con obligaciones personales. Creo que no soy una excepción en este foro, pienso que hay unos cuantos más en la misma situación que yo. Entended que hacemos esfuerzos por hacer huecos en nuestras apretadas agendas para podernos citar. Respetad eso.
Y por cierto, eso también incluye a los y a las regateadoras del horario, esos que llaman para decirte si puedes quedar media hora o dos horas más tarde. Veréis, si quedo a las 18:00, no es porque tenga un especial fetiche con dicha hora, es porque seguramente no pueda quedar a las 18:30 o a las 20:00. Cambiar treinta minutos antes la hora de la cita, en muchas ocasiones equivale a tener que cancelarla.
Alguno se estará preguntando el motivo por el que no digo el nombre de la muchacha. Bueno, ya llevo bastante tiempo por aquí y creo que ya me conocéis al menos un poco, pero lo dejaré claro para los nuevos, pues porque soy gilipollas, ¿Qué otra cosa queréis que os diga? Porque en el fondo de mi hay una vocecita que me dice que quizá no es una excusa barata, que quizá le surgió un imprevisto de verdad, que quizá su madre se puso enferma o que con la emoción de encontrarse conmigo se rompió una pierna al saltar de la cama. Como no sé que sucedió (porque tampoco se molestó en llamarme para explicármelo, por cierto), no he querido personalizar mi escrito. Las personas a las que va dirigido ya saben quienes son.
Siento la chapa, ya sé que es muy pesado que estemos siempre andando con el mismo tema, de verdad que me gustaría estar escribiendo sobre otro asunto, pero mientras esto siga siendo tan habitual, tendremos que darle la importancia que merece.
Un saludo.