Ritual habitual (en los buenos tiempos):

Antes: 40 largos en la piscina. Ducha. Angel Schlesser.
Durante: Trufas y Moët & Chandon (o Veuve Clicquot; con la botella pequeña hay suficiente). Gadgets chechuales (si hay confianza con la elegida)
Después: Sonrisa idiota. Bajón. Sentimiento de culpa. Esto último en proporciones variables y no siempre (viva la educación católica!).