CAPITULO 2.LOS INICIOS. LOS ENCANTADORES PASEILLOS
Como Papuchi no me dio consejos, me tuve que buscar la vida. Aprovechando un periódico de esos que dejan en las tascas para que los agarraos como yo puedan leer las noticias, vi un anuncio que me llamó la atención. No era una oferta de bonos del Estado, ni que unos Grandes Almacenes me dijeran que el calendario estaba mal y que ellos sabían cuando venían las estaciones. Un tio en pelotas masajeado por una jovencita vestida únicamente por una bata. Me anunciaban el paraíso, a más parecía sacado de aquellos anuncios de frescores del Caribe que tanto se anunciaba por entonces. Aquello prometía.
Alguna vez por terapia me habían dado algún masaje, galopar a caballo no es lo mejor para mi espalda. Evitaba las masajistas tipo atletas de la antigua RDA y normalmente buscaba alguna joven que me alegrara la vista mientras me masajeaba mi cuerpo. Intentaba insinuar que si no tenían calor para que aligeraran ropa o fueran liberando botones. Pero no había manera, alguna visión breve de algún sujetador, algún tanga que se asomaba furtivamente, pero la bata permanecía puesta.
Por eso un día me pegué un viajecito a la Ciudad Condal, lugar habitual para mis fechorías, buscando a aquel ángel que se anunciaba en los tabloides. Al entrar en el edificio aquella sensación que tenemos todos cuando nos topamos con el portero. Ese sentimiento de culpabilidad, como si lleváramos un posit en la frente diciendo donde vamos. Veinte plantas, cien empresas y tiene que acertar donde vamos.
Recuerdo que me recibió una señora mayor que era muy amable y que daba mucha coba. Y empezaba el espectáculo: te sentabas en un sofa mientras unas diez o doce chicas guapísimas vestidas con una minúscula bata que dejaba ver la lencería que llevaban debajo, te iban dando besos presentándose e intentando recordar aquellos nombres al mismo tiempo. Demasiado complicado cuando además nuestro amiguito luchaba por salir de los tejanos viendo todo aquello. Parecían sacadas de aquellas infumables películas de Esteso y Pajares donde el único aliciente era cuanto tardaban las actrices en desnudarse escudandose en guiones torpes y poco originales.
Y que servicio querías, pues te relataban unos nombres absurdos que intentabas comprender y asimilar para no parecer novato. Lo único que se te quedaba era la letanía final, el precio. O sea que armándote de valor y basándote en tu escaso presupuesto le preguntabas “¿por esto que entra?”. Y lo que aprendías luego es que según que servicio escogías la masajista no se desnudaba, o solo tenias derecho a un orgasmo, o paridas similares. Luego la experiencia me dio la solución, pack básico y propina para la chica para que ampliara el servicio, con lo cual ella salía más contenta. Ya sabeis la tierra para quien la trabaja. Más adelante cambiaron o más bien relegaron a la madame, y pusieron a una joven con una mala leche impresionante. Su presencia me servió para ayudarme a retrasar el orgasmo, pero visiones repetidas de ella pueden impedir una erección.
Luego visite pisos similares con disparidad de éxitos y fracasos. Recuerdo uno cerca de la Plaça Universitat donde hice varias visitas con disparidad de chicas. Pero de todas ellas recuerdo una chilena muy dulce que fue de aquellas que me tocó la fibra. Pero al ser chicas de reemplazo, que las digo yo, nunca la volví a ver.
También un piso cerca de la calle Aragó, donde la madame era una marchera que parecía de fiesta constante, y que se me ocurrió un intento de trio con dos servicios que fue un fracaso. Debido a que una vez concluido el primero no me dejaron reposo y a la vez que charlaban de sus cosas, ignorándome de una manera bestial, intentaban sin éxito que el segundo llegara rápido. Tendrían la sopa en el fuego, supuse. O simplemente no supieron apreciar mis increíbles encantos, vaya la historia de siempre
butxana (04/06/2012), Indibil (04/06/2012), Iron Grenadier (04/06/2012)
Vivencias interesantes y que me recuerdan escenas similares por las que hemos pasado todos aquellos que tenían ya una cierta edad cuando el "generalísimo" decidió que era hora de dejarnos para que nos apañáramos sin su presencia... ¡Que tiempos aquellos!
Y tiene su qué el haber escrito ese número de comentarios tan elevado.
Saludos,
Archer
guest5 (04/06/2012)
Por fin el gran maestre pistolero, nos cuenta sus memorias, sus secretos, sus vicios y deparavaciones. Un monumento hay que hacerle, si señor!!
Saludos.
P.D. Las tapas salen al final, o cada 10 fasciculos?
--- PedroPedrito ---