Hola a todos.
Abro este hilo a razón de unas dudas que estoy barruntando estos últimos días. Espero no sorprender a nadie si digo que las escorts son personas y que como personas tienen amigos, familia, vida privada, etc... y filias y fobias.
¿Pero qué ocurre cuando estableces con una escort un tipo de vínculo especial? Me refiero a que aparte del buen rollo y la química sexual, hay un tipo de relación semejante a algo parecido a la amistad (salir de cena, cines, quedar para hablar de nuestros temas, momentos de conexión especial sin necesidad de abrir la boca, etc...) eso sí sin cobrar, ni tarifas de por medio.
Todos los que no somos unos ingenuos (y yo no lo soy) sabemos que el mundo de las escorts es un mundo complejo, donde lo que ve el cliente es todo fachada y sonrisas amables mientras te bajan la bragueta y te dicen cosas bonitas al oído. Y que el hombre paga por sentirse "engañado" y "querido", más o menos. Yo siempre he pensado que irse de putas se asemeja más a ir al teatro que otra cosa: pagas tu entrada y entras a que te vendan la moto.
Basandome en mi propia experiencia, he ido con alguna escort de cena o a comer en las dos modalidades: pagando y sin pagar. En la primera modalidad, como soy el pagano de turno todo se hace a mi gusto, las conversaciones que inicia la escort siempre van condicionadas por la situación y muchas veces hablando con la chica me he encontrado con respuestas muy forzadas o poco naturales. Todo eso sin dejar de pensar que la chica es una ESCORT, que cobra por ello. Pero en ese momento poco te importa la naturalidad o la no naturalidad, sabes de antemano como va terminar la pelicula: pagas el restaurante, te vas al hotel con la chica colgada de tu brazo como un dandy y en la intimidad de la habitación le pegas 2 polvos a la chica.
Lo que me turba es la segunda modalidad: mientras estás cenando y haciendo bromas llegas a olvidarte que te has cepillado a esa chica y la etiqueta de escort que le has puesto empieza a despegarse. Una parte de mí disfruta de la compañía y de lo que me aporta la chica, la otra no deja de hacerme la puñeta recordandome de dónde he conocido a esa chica. Sé que este comentario es clasista y que para mi verguenza, lo reconzco, antes que algún adalid de lo políticamente correcto venga a recordarmelo. Pero como he dicho antes la chica me aporta muchas cosas buenas sin necesidad de pasar por la cama.
Llegados a este punto hay dos maneras de encarar el asunto: la primera es ver a la escorts como personas que ejercen su profesión como si fuera una ong y todo fuera happy, happy y las nubes fueran de algodón, los adoquines de las calles fueran de chocolate y música de violines nos acompañara todo el día.
La segunda manera es manera mecanicista y racional: las escorts hacen un servico público y están para saciar una demanda y ya está. Por poner un símil: Si uno si tiene un escape de agua en el piso, llama al fontanero, le paga y adiós muy buenas, pero no se hace colega de él. Los amigos los haces de otra manera.
¿Veis factible que un cliente y una escort sean amigos, aunque procedan de mundos y entornos diferentes y aunque hayan tenido una relación escort/cliente?
Perdón por el tocho y por la deriva que ha tomado el asunto.
Saludos y gracias de antemano.