Aprovechando que mi marcador de mensajes ya marca una cifra respetable, aunque lejana a la de los pesos pesados de este foro, y que me levantado con la vena nostálgica, voy a hacer un breve repaso por entregas a mi relación con el mundo de las escorts....
Aún guardo un grato recuerdo de la primera escort con la que estuve, trabajaba en un chalé (bastante cutrecillo, todo sea dicho) en Salou en la calle Serafí Pitarra y acostumbraban a anunciarse en el Diari de Tarragona con unos anuncios bastante llamativos.
El aquí escribiente tenía 23 años, recuerdo que era pleno verano, acababa de terminar la universidad y me estaba recuperando de una ruptura amorosa. Estaba sentado en una cafetería ojeando el diario y recuerdo que ese anuncio llamó mi atención, no era la primera vez que lo veía, pero siempre habia sentido curiosidad y con presteza saqué mi Alcatel ladrillo y llamé.
Cuando me quise dar cuenta, estaba delante de un chalet de una sola planta y con la fachada pintada de amarillo pálido. He de reconocer que estaba temblando, no porque fuera mi primera vez (que no lo era) si no porque iba a estar con una profesional. Reconozco que por aquella fecha el follar con mi ex-novia era como follarse a un maniquí y todo lo que proponía (cambio de postura, cunilingus, que me la chupara, etc...)era respondido con una mirada de reprobación como si acabara de decir una gran locura (Si le llego a proponer un trío o una sesión de sado se muere del disgusto jaja). Total que del misionero no salíamos...
Volviendo al chalet, estuve un rato pasando por delante como si estuviera disimulando, hasta que vi mi oportunidad y toqué el timbre. Recuerdo que los cinco segundos que estuve esperando delante de la puerta se me hicieron eternos, hasta que oí que en el interior un taconeo que avanzaba hacia la puerta, como se detenía un segundo delante de la puerta (miraba por la mirilla) y abría la puerta hacia el oscuro interior.
De una zancada entré y vi que detrás de la hoja de la puerta se escondía una mujer rubia, extranjera y vestida con un llamativo (y escaso) conjunto azul claro. Me condujo por el laberíntico interior del chalet y me dejó en una pequeña habitación mientras iba a llamar a las otras chicas. Cuando mis ojos se acostumbraron a la escasa luz roja, pude ver que la habitación era bastante pequeña y solo se componía de una cama sin somieres, una mesilla de noche destartalada con pegatinas medio arrancadas de Batman, un pequeño (y apagado) equipo de aire acondicionado y a los pies de la cama un mueble pequeño con una tele y un dvd.
Allí estaba plantado como un palo, empezando a sudar y con toda mi atención focalizada en la puerta del dormitorio. Finalmente la puerta se abrió y entraron una por una una serie de chicas (aunque la última en entrar sospecho que era un travesti), se presentaron diciendo su nombre, alguna decía su nacionalidad, me daban un par de besos y alguna al marcharse me dirigía una mirada de esas que dicen "escógeme que te voy a dejar más seco que la mojama". Después del paseíllo, aparece la chica que me había abierto la puerta y pregunta con quién y cuanto tiempo. Finalmente escogí a una tal Bibí, brasileña, bajita, piel tostadita, buen culo, escote sugerente y una mirada aún más sugerente.
Paso por el ritual de la limpieza de bajos en el bidé, el agua templada remoja mis partes mientras Bibí me regala un par de chupaditas en mi polla. Esto promete. Ahora le toca a ella sentarse, mientras ella se lava el coño con un par de movientos rápidos y ya estudiados, veo un par de tauajes super cutres en la espalda y las costillas marcarse en su torso.
La tele de la minúscula habitación ofrece porno, una jovencita está a 4 patas encima de una mesa mientras un ciclado maromo le mete una enorme polla por su depilado coño. Por sus peinados y por la escasa ropa que todavía llevan, deduzco que la peli es bastante antigua y de bajo presupuesto. Pero algo aparta bruscamente mi atención de la tele, Bibí se ha dejado de chupaditas superficiales y se ha metido toda mi polla en la la boca. El súbito calor y los respingos de placer hacen que esté en la puta gloria. Decido ser agradecido, pese a que me ha dejado claro que ella no besa, y le devuelvo el favor comiendole las tetas. Mientras chupeteo los pezones la visión de alguna estría en los pechos me sorprende....
Bibí me cabalga, mis manos agarran su culo, me está dando bastante caña, aunque el puto Tropicano está a tope yo estoy bañado en sudor, mis respiraciones aumentan de intensidad, y cuando me voy a correr, Bibí hace un gesto que muy pocas escorts me han hecho, me coge las manos y se las pone en las tetas. Mientras aprieto con suavidad, me corro....
Volví a ese chalet un par de veces más, pero Bibí ya no estaba en los paseíllos, no se me ocurrió preguntar a la madame de la casa. Pero en parte lo prefiero así, segundas partes nunca fueron buenas.
El mundo de las escorts se abrió delante de mí y me decidí a explorarlo....
Sería bueno que comentasemos entre todos nuestros debuts en el mundo escorteril y nuestras experiencias memorables.
En el próximo capítulo: folleteo con la italiana cachonda, la chica del novio holandés y el descubrimiento de Alina Relax.
Continuará.....