Tema: Un resumen de mi vida escorteril o el síndrome del Abuelo Cebolleta.

PARTE III:

El paseo marítimo estaba atestado de turistas, hordas de familias, parejas ancianas, ciclistas y algún grupito de adolescentes habían tomado las aceras y se arremolinaban alrededor de alguna tienda de souvenirs. Era la hora perfecta para salir a dar un paseo, un día abrasador de sol y playa se estaba terminando, y a medida que el sol descendía la temperatura se volvía menos rigurosa. Algunos, guiados por el aroma de una paella o de la carne a la brasa, estudiaban con detenimiento las cartas de los restaurantes y otros decidían en "petit comité" el plan para la noche. Estas escenas quedaron atrás cuando me alejé del paseo marítimo, no me interesaban las paellas busco un piso de escorts con muy buenas referencias. Alina Relax.

Finalmente me encuentro en un ático espacioso y limpio, una madame me indica, con monosílabos y fuerte acento del este, que me quite los zapatos y los deje en la entrada. Descalzo, sigo a la madame hasta una habitación. Me impresionan los detalles hipercuidados. Se abre la puerta y empieza el paseíllo: una española y todo lo demás rusas. Elijo a la española, se hace llamar Eva. Mientras nos duchamos juntos y mis manos se deslizan por sus pechos enjabonados, Eva acomete el primer ataque hacia mi miembro. La cosa promete y me alegro de haber elegido bien, pienso mientras estoy tumbado en la cama y Eva me hace una mamada mirandome a los ojos (¡¡morbazo!!). Finalmente me corro con la visión de mi polla entrando y saliendo de su coño mientras ella me cabalga y me pregunta si me gusta mirar....A la semana siguiente vuelvo y elijo a la segunda rusa que apareció en el paseíllo, es fácil reconocerla lleva el mismo vestido. No recuerdo su nombre, pero recuerdo que estuvimos en una habitación llena de espejos y que comprobé que me gustaba mirarme mientras estoy follando. Estuve volviendo regularmente a Alina, conocí a grandes profesionales como Mila y allí experimenté mi primer trío....

Ese verano fue especial por diferentes motivos, me encontraba en esa edad fronteriza entre ser un adolescente y el asumir las responasbilidades propias de un hombre. Después de mi etapa como becario, encontré un buen trabajo con posibilidades para hacer curriculum y veía que poco a poco mis planes y mis aspiraciones se iban cumpliendo poco a poco. Ese verano un amigo mío, Fran, se ligó a Elena una chica madrileña y ésta nos invitó a a mí y otro colega a pasar unos días en Madrid. Evidentemente Fran se hallaba en ese estado llamado "encoñamiento" y estuvo comiendonos la cabeza hasta que nos convenció. La idea de andar suelto por una ciudad que no es la mía, me pareció liberadora y me sumé con entusiasmo a la planificación del viaje. La búsqueda de un hostal digno y barato y de unos billetes de tren asequibles nos ocuparon bastantes tardes. Finalmente viajariamos a prinicipios de Septiembre.

El bullicio de la estación de Chamartín sirvió para quitarme el sueño de encima, el viaje nocturno había sido largo e incómodo. Estaba deseoso de nuevas experiencias que no tardarían en llegar. Esa misma noche quedamos con Elena y su grupo de amigas y nos prometieron que nos llevarían a conocer la noche madrileña. La discoteca que me encontré era un subterráneo de un edificio de la Gran Vía, llena de negros donde nostros éramos los únicos blancos, los altavoces escupían R&B y rap del que te pone la cabeza como un bombo. A veces se formaba algún corrillo para disfrute de algún bailarín emocionado. Fuera de lugar, intentamos adaptarnos y no dar demasiado el cante, si era posible....

No puedo decir que es noche fuera un desastre ya que me enrollé con Geles, una de las amigas de Elena. Aparte de los besos y algún magreo furtivo la cosa no fue a mayores. Al salir de la discoteca, ella desapreció en un taxi con sus amigas y quedamos que nos veríamos todos la noche siguiente. De vuelta hacia el hostal fuimos haciendo balance de la noche mientras comprobé como prostitutas nigerianas nos observaban desde sus esquinas. Recuerdo que me fijé largo rato en una y su respuesta fue sacarme la lengua en "plan sensual". Sin saber porqué ese gesto me repugnó.

La noche siguiente la cosa "mejoró", botellón en una plaza pública y luego visita a diferentes locales estrechísimos y de techo bajo donde sonaba música alternativa. Rage Against the Machine, Green Day, Bad Religion, Red Hot Chilli Peppers, esto ya me gustaba más. Mi táctica de no ir demasiado a saco con Geles funcionó cuando salimos del local y mientras nos estábamos enrollando ella me propusó el ir al hostal. Pido a mi amigo Fran la llave de la habitación con una sonrisa malévola en el rostro y desaparezco como alma que lleva el diablo....

Una de las cosas que más rabia me da de mi doble vida como aficionado al escorteo, es que no puedo evitar el comparar los polvos de las profesionales con los de las no profesionales. Es injusto porque sería como compararme a mí como conductor con Michael Schumacher, pero es una cosa que hago inconscientemente. Y lamentablemente las no profesionales acostumbran a salir perdiendo. Solo recuerdo que la cosa se animó cuando yo me puse encima de Geles y marqué el ritmo de la penetración. Los somieres de la cama empezaron a chirriar y el cabezal empezó a golpear la pared ritmcamente, cada vez con más frecuencia a medida que yo aumentaba el ritmo de la penetración. Al terminar, Geles saca un paquete de Chester y hablamos de banalidades. Finalmente la acompaño a una parada de taxis y me despido de ella, al volver rompo en pedazos la hoja de papel con su telefono. Lo de Ana aún está muy reciente. Cuando vuleven mis colegas intentan sonsacarme detalles morbosos sobre el polvo a los que respondo con evasivas....

Ya de vuelta a nuestra realidad cotidiana, ésta nos recibe con lluvia y cielos plomizos. El verano había muerto y tocaba volver al trabajo. Decidí centrarme en mi siguiente objetivo: dar la entrada para mi primer coche, estaba harto de autobuses. Finalmente con ayuda de mis padres conseguí un Seat Ibiza plateado de segunda mano. Recuerdo con gran cariño ese coche y la independencia que me brindó. También recuerdo el primer polvo que eché en sus asientos traseros y no precisamente porque fuera un polvazo si no por sus consecuencias....

Cuando mis padres no podían llevarme al trabajo, cogía el autobús como todo hijo de vecino. En el autobús muchas veces coincidía con Gloria, nos conocíamos desde el colegio y habíamos coincidido en algún concierto y en algún pub, había buen rollo pero no una amistad continuada, porque me parecía que era una chavala con la cabeza llena de pájaros. Le gustaba el hip-hop, era socia de una ong, tenía 3 o 4 perros, iba a cursos de reiki, quiromasaje y mierdas similares. Yo le perdonaba sus delirios y su cháchara estúpida porque tenía una 95 de sujetador y me constaba que la chupaba bastante bien. Total que al conseguir mi coche me ofrecía a llevarla y a traerla como un favor "altruista". Por un momento temí que su ideología "eco friendly" infantiloide le nublara el juicio y me dijera que los coches contaminan y todo eso, pero finalmente aceptó. Los viajes de ida y de vuelta se alargaron debido a qué nos poníamos a hablar largo rato en el coche, en otras cosas no pero dando cuerda a conversaciones absurdas soy un maestro. Un día le propuse ir a hablar en las cercanías del Cap Salou y allí pasó lo que tenía que pasar.

En el rifirafe de la carne, me sorprendió que Gloria no mencionase nada sobre condones pero el morbo y las ganas de follar me nublaron el juicio y lo hicimos a pelo. Toda una nueva sensación el correrme dentro de un coñito sin nada de por medio. Sensación que pagué caro con creces.

Unos días más tarde me levanté de la cama, recuerdo sentir esa pesadez en la cabeza y el tener algo de fiebre, "la gripe" pensé. Pero al ir al baño a mear algo me dijo que había errado mi diagnóstico. Sentí como si mi orina fuera ácido sulfúrico quemando mi glande, al retirar la piel hacia atrás un moco blanquecino salía de mi uretra y unas placas blancas adornaban todo mi glande en carne viva. Visita a urgencias con cierto reparo y diagnóstico fulminante: gonorrea. Antibióticos por un tubo, pomadita para el capullo, baños del miembro en solución antibiótica, y meses más tarde análisis de sangre para evitar sustos mayores y maldiciones para la guarra de Gloria y para mí mismo por ser tan inconsciente.

Evidentemente después de aquello el número de Gloria desapareció de mi agenda y no volví a verla.

Continuará....