Capítulo IV. President Palace. El lujo a mi alcance
Diciembre de 1990. Hacía una año había empezado a trabajar en la oficina de una empresa de logística y tenía dinero fresco para gastar. Había abierto una cuenta corriente en el Banco Bilbao Vizcaya (antes de que se fusionara con Argentaria y fuera el BBVA) y pedí mi primera tarjeta de débito, una maravillosa SERVIRED.
Además, aquel mes vendí mi vieja Yamaha TZR 80, por tanto podía permitirme una fiestuki del quince.
Cogí la Vanguardia, que en aquella época era el zoco de los prostíbulos, travolos y escorts y leí un anuncio que llamó mi mente: "President Palace: lujo". Aquello encendió mi cerebro, llamé por teléfono, me informé de los precios. Su ubicación, ya era toda una señal de identidad, Av.Bonanova. Zona pija de Barcelona, el mítico Pedralbes.
Me dirigí a President Palace con mi tarjeta SERVIRED. Quería comerme el mundo (y el mundo me comía a mi). Llegué a las instalaciones de President Palace. Su localización era un apartamento cualquiera de Av.Bonanova, supongo que permitido por los vecinos (con cash).
Una gran sala y una madame de unos 50 años (fea de cojones) me ofrece una copa y me da una carta (como en los restaurantes) con los servicios. Ummmm parece interesante. "que lujazo, pensé....".
Me presentan a las chicas, recuerdo únicamente a dos, a una china que me presentaron y la típica rubita pequeña guapetona de cara y unas tetas de una talla 100. Evidentemente la opción elegida quedaba clara....
Escogí un servicio que valía 55.000 ptas y pagué con la SERVIRED.....pero había un problema, aquellas tarjetas de débito sólo aceptaban pagos hasta 50.000 ptas y por tanto no podía coger un pago de 55.000. Y yo no llevaba 5.000 ptas.
La madame, curtida en mil batallas, aceptó que por ser la primera vez la tarifa fuera de 50.000 ptas (como para perder ese pastón....)
Entré en una habitación grande con un baño anexo. De pronto, entró la rubia en bikini y las gafas casi se me saltan del susto: "Ese pedazo rubia me voy a follar....." Era como un sueño.
La verdad es que el servicio fue mi rápido, no más de 30 minutos. Un masajito, un poquito de cubana (con aquellas tetonas era un pecado no intentarlo) francés y mi estimado misionero.
Me marché. Me había gastado 300 euros de 1990 y nunca más me he dejado semejante pastón. Pero siempre hay una primera vez. Aquel día comprendí que todo tiene un precio y que con dinero se puede comprar casi todo, menos a la chica que te gusta.........que sólo te quiere como amigo....PAGAFANTAS...ja ja ja
Próximo capítulo. La Vie en Rose con una no profesional.