Muy buenas, estimados compañeros.
Verán, he decidido explicarles mi historia para que sirva de guía y ejemplo para otros foreros (si es que a estas alturas aun queda alguno) que como yo cayeron en el profundo y abyecto pozo del Mal, así con mayúsculas.
Sí, lo confieso. He sido infiel. Y no solo eso. Desde que tengo uso de razón que mi comportamiento ha estado permanentemente guiado por el vicio, la bajeza ,la depravación y la ignominia.
En estos momentos me da incluso apuro enumerar la cantidad de calamidades que he cometido. Porque no solo he sido un hipócrita, también he cometido otras barbaridades: defraudar invariablemente a Hacienda, fumar dos paquetes al día de Bisonte sin filtro, beber cada mañana cinco sol y sombras en ayunas, blasfemar y utilizar el nombre de Dios en vano, hurtar el periódico regularmente en el bar donde desayuno, cerrar la puerta en las narices a unos amables testigos de Jehová que intentaban convencerme de las virtudes de su religión, soltar el perro cuando el cartero traía algún certificado de la Dirección General de Tráfico, depositar los tetra-bricks en el contendor de orgánica y viceversa e incluso ¡Oh Dios Mío, perdóname! , fumarme algún porrito a escondidas. En fin, para qué continuar. Creo que pueden hacerse sobradamente una idea del tipo de persona que yo era.
Hasta que un día, casualmente, porque la verdad es que de este foro solo leía los hilos de experiencias y similares, me llamó la atención uno que se titulaba “El valor de ellas (o lo que valen)”.Al principio parecía un hilo más, donde algunos foreros expresaban sus inquietudes o pareceres, pero a medida que transcurrían los posts y los días ,yo me iba empapando de la infinita sabiduría y bondad de algunos de los que allí escribían, y paralelamente notaba en mi pecho una sensación de opresión y ahogo que no había sentido nunca antes. Y entonces me di cuenta de una cosa: yo era una Mala Persona. Así ,sin más, porque las malas personas son malas porque sí, no hay motivos, razones, causas y muchísimo menos, justificación para su comportamiento; el que es malo es malo ,y punto. Y no nos merecemos más que el desprecio y el descrédito.
Pero gracias, como decía, a las certezas y opiniones absolutamente infalibles de esa buena gente desinteresada y tolerante, indulgente y de un comportamiento (puedo decirlo con absoluta seguridad, aunque no los conozca personalmente) intachable y sin mácula en su vida diaria, que mi actitud empezó a cambiar. A mejor, obviamente.
¡Qué puedo decirles! Ahora soy un hombre nuevo .Mi vida ha dado un giro de 180 grados. Mi cuerpo exuda benevolencia y magnanimidad por todos los poros de mi piel. Soy un hombre "com cal". Siempre haciendo el bien a los demás, enseñándoles el buen camino aunque no tengan ningún interés por conocerlo, sin prejuzgar a nadie, eso sí; únicamente por saberme conocedor de la Verdad. Una persona satisfecha de sí misma porque sabe que en todo momento actúa correctamente. Alguien en definitiva del que el papa Benedicto o Marta Ferrusola, por poner dos ejemplos de buena gente buena ,estarían orgullosos.
Y todo gracias a algunos de ustedes. Gracias, gracias y mil veces gracias. Nunca podré agradecerles lo suficiente lo que han hecho por mí.
Desde aquí les envío humildemente un cálido y afectuoso saludo.