Un post para todas aquellas que alguna vez han imaginado locuras semejantes. Que sepan que la idea puede funcionar, que es divertido, excitante y una experiencia inolvidable. ¡Y seguro que él estará encantado con la sorpresa! Aquí os dejo un resumen de mi experiencia:
Como todos los sueños, éste empezó con una intuición que fue tomando cuerpo con el tiempo. Buceando por mundos desconocidos, la casualidad la puso a ella en mi camino y acepté el reto. Así nace Valia, y la cita queda concertada.
Por delante casi dos semanas para que la decisión se traduzca en detalles, se materialice cada mañana en el olor de un cuerpo y el reflejo de mi propia imagen ante el espejo. Nunca antes había practicado el sexo lésbico, ni tríos de ninguna clase, ni intercambios de pareja. Él no sabía nada y no tenía intención alguna de decírselo. Las sorpresas se preparan despacito. Una locura, “dulce locura”, como me dijo ella.
Sí, dos semanas en las que ella ya estuvo en mi cama antes de conocerla, días inundados de detalles eróticos, de silencios, de sueños. En la cama, en la ducha, al preparar la cena, al recoger a los niños o con cada sonido del móvil. La cabeza siempre en otra parte…
Y cada noche, al hacer el amor, él veía en mis ojos esa luz que me delata, esa mirada que muestra los engranajes de mi cerebro en movimiento. Y ese brillo ya tenía nombre: Rocío. Ya había anticipado todas las posibilidades, cada una de las posturas, todos los roces. La había desnudado, acariciado, besado y soñado, siempre con él. Y cada una de esas imágenes encendían mi deseo al más mínimo roce.
Se acercaba el día. Mientras hacíamos el amor le conté a él mis fantasías con una chica llamada Rocío. Quedó la duda de si esa figura era real o imaginaria, pero le volvieron loco aquellos detalles tan precisos susurrados al oído. Sospechaba, intuía y aceptaba el envite con paciencia.
Pero ¿Cómo abordar la cuestión? ¿Cómo le dice una a su marido que tiene una cita con otra mujer esa tarde y que espera que él se sume a la fiesta?
Cuando le convoqué en un hotel a medio día creyó que ahí acababa la sorpresa. Estrenamos la habitación ante el espejo sin deshacer la cama. Mientras comíamos un mensaje de Rocío anunciando que estaba en camino desveló el misterio. Entender que era real le provocó un buen susto, os lo prometo.
Y Rocío llegó. Un mago paró el tiempo y apagó las luces. Empezó la función, con un único espectador privilegiado y un escenario de ensueño.
Los sentidos pierden el norte, no hacen pie, se desvanecen, se evaporan… Y como un gas noble lo llenan todo, lo saturan de éxtasis, de nervios contenidos, de anticipación. Roce de pieles desconocidas, olores que penetran, que fijan por siempre el recuerdo de un sabor, de un contacto, de un momento que no existió en el tiempo porque parece que nunca fue. Todo es un sueño, de los que se palpan y permanecen, más real que muchas otras cosas, pero sobre todo, ante todo, único, fuera del tiempo y de sus ataduras, fuera de la rutina y de las convenciones.
Tan sólo tres personas adultas disfrutando del sexo con atención y cariño. Hubo tiempo para todo, nadie miró el reloj y el placer marcó los ritmos y las atenciones. Las mieles de Safo saben dulces, ahora ya lo sé.
Así que una muy buena experiencia, con varios personajes que supieron aportar su genio al sueño, y unos escenarios bien escogidos.
Rocío es un encanto y una buena persona, además de tener un cuerpo precioso, gestos de chica lista y ser una profesional excelente. Si quedas con ella, mira dentro del cascarón: hay vida ahí dentro y merece atención (porque para el buen sexo también debe jugar el cerebro).
Valia es sólo una aventurera, un tanto alocada a veces, pero muy feliz de seguir viajando y llegar a Ítaca cada tarde.
Él es inteligente y brillante, valiente para aceptar un reto y disfrutar con ello. Y por supuesto, capaz de excitar hasta la última neurona de mi cerebro, de erizar cada centímetro de mi piel.
El ambiente, el hotel, la luz, la temperatura, los perfumes, todo excelente. Un poco de calor al final, pero con eso ya contábamos…
Así que para aquellos que gozan con los números, sólo decir que todos los factores se dieron para que la experiencia tenga un 10. Que se lo lleve Rocío el sobresaliente, es la que más lo merece por jugar sola en campo contrario. Me reservo los acontecimientos del resto de la tarde-noche, y de los días que siguieron al encuentro. De ese rato, nos quedará por siempre el recuerdo de un aroma: el que dejó su piel en mis dedos, mezcla de perfume e intimidad.
VUELVE
Vuelve muchas veces y tómame
sensación amada, vuelve y tómame –
cuando se despierta la memoria del cuerpo
y un viejo deseo cruza de nuevo por la sangre:
cuando los labios y la piel recuerdan
y sienten las manos como si volvieran a tocar.
Vuelve muchas veces y tómame en la noche
Cuando los labios y la piel recuerdan…
C.P. Cavafis