Iniciado por
Valia
Iniciado por
Dark Vaider
Muchas felicidades, me has recordado a laparte femenina del gran icarox por tus maneras, siempre la vella Rocio excelente.
Ícaro, uno de los varios de por aquí a los que me gustaría ponerles una mirada y una historia, ver que zapatos llevan cuando recogen a su hijo en el colegio y qué libros desconocidos guardan en su biblioteca. Un cumplido habértelo recordado, como a muchos en este rincón me gustan los silencios que Ícaro deja entre letra y letra.
Siempre camino descalzo. Siempre.
Cuando me confundo entre la chiquillería, nadie me ve y ahí me siento como pez en el aire. Libre de espíritu, que hoy por noche el alma tiene madre plena, rotunda, llena y eterna.... Como esos renacuajos que de la inocencia y crueldad crecen en un mundo con demasiadas nubes y sólo dos lunas; y por momentos alcanzan cotas de pronta liberación. Sus pasitos ya se encargarán de comprarles unos zapatos viejos y usados.... que los pasos, cautelosos y osados, nunca se quedan cortos, atrás.
He de confesarte que Rocío, es hermana de sangre, empezamos siendo hermanos de leche.... leche caliente, recíproca y merengada; calostros que juguetearon entre los muslos y la nuca y acabaron en la diana de esa belleza invisible a la altura y a mano izquierda del gaznate, leche gris que tras cuatro estaciones y un mismo tren comenzó a cuartear el blanco en complicidad y el negro en íntima desnudez.... Y llegó el rojo... el rojo templado, el rojo que sabe escuchar, el rojo secreto, el rojo confidente y pausado.... y ahí la sangre ya no era blanca, ni siquiera gris... sabía a vida ajena a aquel tren, a otra estación...a otro mundo que conoce a muchos y une a pocos, poquísimos.
No te leí, os contemplé.... y cuando las letras se levantan despacito, sin hacer ruido, que sí sonidos, jadeos, arrullos, murmullos y espasmos.... cuando el placer explícito reconquista el placer íntimo las letras son muy vergonzosas y se agachan para esconder cualquier sonido que pueda distraer la templanza, la sensualidad, la intimidad.... y esos secretos que musitan tus letras son el mayor tesoro que un mundo cuestionado y abrupto, duro y escabroso...recién nacido escupe al otro.... y le dice, ven, despacito, acércate.... el cariño con sorpresa, es el aire y el espacio, que te ofrezco sin pedir....
Y de ahí, parten.... pequeños mundos sin descubrir, suaves valles virgenes.... ríos de leche y nubes de pan.... de ahí nace el próximo deseo, una vez rozado el primero, el segundo levita....hasta que un día encuentras, además, un corazón con imán, un corazón que se engancha al tuyo, te atornilla sin dolor, te ofrece la carne de su alma, se enrosca en tu aire y compartes algo más que el deseo, algo más que un cuerpo....
Fue precioso. Será precioso.
De aquí nació una gran amistad roja y un gran amor invisible, intangible.
No tengo biblioteca, Valia, apilo libros rotos y garabateados, manuscritos desordenados y añejos, épocas donde leo cuatro a la vez y donde duermo en la almohada de sus epílogos, incluso tengo un camafeo donde mis zurzidos lesan su formal gracia...los alzo para ver si el techo del sótano tiene cinco cielos o un infierno.... odio, ese orden histérico y claustrofóbico del que muchos presumen, no, yo...no, soy caótico porque creo fielmente que los libros nos hablan, nos veen y hasta nos llegan a querer, a mimar, a proteger.... son como mis perros, más leales que mis propios ojos.
Y luego, el silencio.