Habrá varios latinazos. Conozco el primero (Carpe) y el último, que no tengo ninguna ganas de escribir y quizás la fortuna no me permita escribir nunca.
Hoy, con permiso de Horacio.
La mañana es fría, la ciudad perezosa, o así las recuerdo a ambas con la reserva que la maltrecha memoria se concede cuando revive cuanto acaeció hace una eternidad. Sí, una eternidad, es el tiempo que media desde el momento en que, pese a lo gélido, la física bromeaba y fundía sensaciones.
Placer y felicidades en fusión. La física se parte el pecho. El horno funciona pese a los carámbanos
Son pocas palabras.
Está radiante, guapísima. Dulce, pero imperativa.
Modula con esa voz.... una orden, una dulce orden.
Disfruta de mí. Limítate a disfrutar de mí y olvida el resto. Disfruta de mi ahora, durante el tiempo en que soy sólo tuya.
Disfruta de mí. Aprovéchalo!
Y la maltrecha memoria olvida cuanto quisiera decir y creo que no dije … pero de algo está segura, acerté a disfrutar de ella. Mucho. Y el momento se vuelve importante, y la eternidad mediante no es más que una anécdota, una aburrida anécdota sin transcendencia.
Carpe diem…. Mejor, Carpe… de ella misma. Horacio no tuvo la suerte de conocerla