Yo donaré los pocos órganos que les queden para una buena causa.
Evidentemente, el cerebro, el falete y el cor, nastideplasti.
Como me incinerarán, eso espero.... que cumplan mi primera y última voluntad, me descojonaré de las tumbas, las lapidas y los gusanitos.
Para mi no es un secreto.
Desde que soy libre de esposas, sólo rindo cuentas a la luna de Valencia, al gato que levanta el libido y al séptimo sentido.
Ellas ahora no mediatizan, ni aroman, ni inquieren, ni entierran, ni rezan de rodillas. Faltaría más.
Ando de pie, y a cuatro patas el secreto de los hipócritas inconscientes.
Esto de confesarse en la ducha mientras uno se restriega los porqués en mi caso es historia, negra, pero historia al fin y al cabo.