Iniciado por
amadeu
Iniciado por
Marchito
"Desde el principio nunca hubo otra cosa que el caos: era un fluído que me envolvía, que aspiraba por las branquias.
En el substrato, donde brillaba la luna, inmutable y opaca, todo era suave y fecundante; por encima no había sino disputa y discordia." Era el caos.
Los efectos del desorden, son el caos, la imprevisión de resultados. Sin embargo, si se la da la vuelta, cuando perdemos ese desorden, entramos en una situación poco estable. Es mejor vivir en él, y aceptarlo, lo que nos conduce a saber estar y, por ende, a la naturaleza del ser. Si no nos situamos en un plano de paisajes imaginados. Como alguien dijo “ El espíritu va, en su trabajo, de su desorden a su orden. Es importante que conserve hasta el final los recursos del desorden y que el orden que ha
comenzado a darse no le atrape tanto, ni se le convierta en un maestro tan rígiod que no pueda cambiarlo y utilizar su libertad inicial"
Siempre admiré a aquellos que desnudaban su alma.
En cambio, los que protegen su celosa intimidad cabal me producen cierto repelús.
Una cosa son los datos fríos e intangibles, y otra bien destinta que unos ojos, su mirada; unos labios, sus palabras; unas manos, sus gestos.... un lenguaje corporal te diga todo sin apenas revelar ni el origen ni el futuro.
El auténtico orden desequilibra a la hormona de la razón.
Por eso recién bañado y casi con las madalenas del día que nace en el escaparate de la desgana inevitablemente surge siempre la duda:
¿Quiénes son aquellos que se peinan como el pelo les deja llevar.........?
Los remolinos y los rebeldes, o se dejan cabelleras al viento... o se rapan al cero....
El desdén, promueve caóticas y dalinianas escenas ante el espejo del alba.
Yo me dejo barba de cuatro días, para que el reflejo ni me traicione, ni me incite.