Ahora aporreo el teclado yo. Aprovecho que Gerundio anda cansado y está durmiendo. Y como tengo el paladar con un sabor deliciosamente azucarado, sabiendo que este dulzor no produce caries sino agradables recuerdos, me molestaría mucho que con el tiempo, estoy seguro de ello, probar otros sabores quizás más duros o amargos, o ver o conocer lo que no deseo, ni entiendo, ni admito, ni comparto o acepto, lo que no me apetece nada en estos momentos y rechazo, por lo que me voy a tomar un descanso. Un descanso largo, muy largo, es lógico, ahora que soy un jovencito me queda mucho tiempo hasta que vuelva, de nuevo, a ser un viejo. Ahora, disfrutando de los recuerdos que, por cierto, preparan el futuro con todas las mujeres hermosas que en este foro he conocido y me han rejuvenecido, es que ya ni de los achaques o la edad me acuerdo. ¡Malditas, me siento tan jovencito que hasta me están saliendo granos, con el asco que me da el pus!
A las y los que aprecio, un abrazo sincero. Dejo a Gerundio durmiendo, creo que se lo ha ganado. Y yo, sin provocar equívocos, seguiré con mis fantasías hasta que el bolsillo o el cuerpo digan basta. Pero tranquilo, en silencio, a mi aire y camino, sin peleas, navajazos, trapicheos, zancadillas, abusos ni líos, como yo entiendo que debo comportarme y ha de ser esto: arreando ladrillazos literarios insoportables a todas las pobrecillas que, confundidas por mis macarrónicos giros y pedante vocabulario de plumilla de medio pelo, cometen el error de aceptar una de mis citas, por pensar las muy equivocadas que soy un caballero o un ruso ricachón chapurreando el gallego. Es lo que siempre digo, estas hermosas mujeres la santidad la ganan a mi lado, aguantándome. Es lo malo que tiene esto. Y ellas, os lo aseguro, me lo agradecen, no solo cubren su interés por soportarme sino que, además, se ganan el cielo. Pero como no saben lo que soy, un canalla cabrón que pulula por el foro, las condeno una eternidad al sito más aburrido que conozco.
Eso es lo que importa y parece que hemos olvidado, las hermosas mujeres que nos soportan, foco y único interés de este foro, supuestamente. Y yo, el más espantoso de los ridículos lo hago siempre muy a gusto solo, desnudo, haciendo el machote ante ellas y dándome el pisto, y me importa un bledo pues tengo excusa, les indico que soy buena prueba que descendemos de los monos, pero no tengo el pésimo gusto de realizarlo en grupo contando en público asuntos, intimidades, peleas, ofensas y piques que, para vergüenza propia y ajena como mínimo, aburren hasta las rocas, en eso no participo. Y nada hay más deprimente ni afecta tanto la libido que ver un grupo de hermosas mujeres bostezando, cansadas y hastiadas con nuestros absurdos líos, pensando que idiotas somos con nuestras broncas y su pretendida importancia porque somos los más listos, guapos, nobles, caballeros, graciosos y educados, de dineros ya saben que vamos todos escasos, cuando aquí están ellas, hermosísimas, para calmar cuerpos y espíritus. Somos tan imbéciles, pero tanto, que ni de ello nos damos cuenta. Que a una persona se le pueden permitir muchas cosas, menos provocar el aburrimiento. Y ellas, hasta la fecha, me lo han perdonado todo. Yo, me llamareis pretencioso, estoy para otras cosas y más ahora que soy un jovencito. Nenas, iros preparando, porque de vosotras, por inteligentes lo habéis adivinado a la primera, no me despido.
Me permitiréis una última excepción, un último cuento que tengo reservado y que, de aquí a unos pocos días, para vuestro sopor, colocaré en experiencias. Ella lo merece.