Iniciado por
oliba
Me ofende Gerundio que te tomes así mis depresiones. Nada podía curarme aquel día, ni tan solo la latita de 200 g. de caviar que robamos en el Súper del Corte Inglés, por fuerza, porque tu insistías en compararla ahí porque, por la tele, habías visto un spot donde decían que se pagaba todo con "tal jeta" como la nuestra, de probada eficacia. No Gerundio, era tarjeta, ya me parecía, que la última vez que viste la tele, antes que te la embargaran, daban en directo el bautizo de la Reina Madre, sí, la Inglesa, y claro, con el tiempo, se difuminan los recuerdos.
Joven de la Perla, hazme caso, yo soy "rarito" según Gerundio, pero él es peligroso.... muy peligroso. Ahora empezará a adularte, lo he visto hacer con tantas, hoy desesperadas, mujeres. Te fundirás, pasa siempre. Después, cuando note el más mínimo resquicio en tus murallas, te asaltará, te seducirá con sus galanterías y, en el último momento, contigo postrada en el sofá, rendida y anhelante de sus besos, te contará la triste historia de su abuelita Demetria, Demetria Pluscuamperfecta, muy necesitada la pobre, inválida, abandonada por todos, con una Hipoteca enorme de 7 apartamentos en Polaris World y 6 en Marina d'Or a la que no puede hacer frente. Y tú, rendida a sus encantos, y henchida, claro, de patriotismo levantino, te despojarás de todos tus bienes y se los entregarás para salvar a la pobre Demetria, sniff, y al modelo de desarrollo del país en el que un día creíste ciegamente.
Fíate de los raros como yo, que total a todo te acostumbras. O de los corazones cándidos como Tetris, que ese sí que es bueno. De Gerundio, no, es un peligro.