Un saludo, Hipocrit.
Ya he saludado. Saluda tú a tus primos, de mi parte. Seguro que los conozco, los asociados al club de los internados nos conocemos todos, porque recuerdo a unos tipos con un toque gamberro y acento afrancesado de Montpellier que gustaban de los quesos blandos, una noche, en una juerga en un bar que, por cierto, terminó en incendio que …………… bueno, eso te lo cuento otro día, que el delito todavía no ha prescrito. No ha prescrito para su dueño, que nos sigue buscando para darnos un fuerte abrazo. No como los nuestros, más fuerte aún. No, Hipocrit, mucho más fuerte. Es un tipo apasionado.