Reproduzco parte de una artículo de opinión que esta mañana mientras tomaba un café he leído en un periódico de tirada nacional escrito por Juan Manuel de Prada, escritor, columnista y tertuliano de cierto éxito y Premio Planeta referente a la famosa cacería del juez y el ministro. Pero la comparativa me parece odiosa. Lo copio para darle cierta continuidad aunque pueda resultar un poco largo. Aunque es un post a vuelapluma y amenazo con volver. No es frecuente, pero tras releerlo me ha causado indignación.
Transcribo.
“CUANDO eres poderoso puedes llamar a las cosas como te dé la gana. Un hombre poderoso, por ejemplo, puede alquilar una puta distinta cada noche y pavonearse como si cada noche hubiese logrado una nueva conquista. También puede irse a pegar tiros a una finca donde le sueltan unas cuantas decenas de ciervos atolondrados y alardear de cazador. Cuando eres poderoso puedes presumir de ligón, aunque sólo seas un putero; y también puedes presumir de participar en una montería, aunque sólo hayas participado en una escabechina en la que te pusieron los ciervos a huevo, como a Fernando VII le ponían las bolas de billar. La fotografía de la escabechina de ciervos en la que participaron el juez Garzón y el ministro Bermejo nos confirma que estos dos señores son muy poderosos; pues, desde luego, llamar a eso «montería» es como llamar honesta doncella a una puta. Pero, aunque los poderosos puedan llamar a las cosas como les dé la gana, no pueden evitar, cuando la puta se ha ido con la guita, la certeza íntima de que en realidad sólo son unos cochinos puteros, incapaces de ligarse a una mujer en buena lid; y tampoco pueden evitar, mientras se pasean entre las ringleras de ciervos abatidos, la certeza de que en realidad son sólo unos señoritos que descargan adrenalina en simulacros de cacería, incapaces de echarse al monte en pos de un ciervo montaraz.” (…)
Estimado Sr. De Prada:
Antes de comenzar, debo confesar que he sido putero. Si, putero, en ese término despectivo que Vd. utiliza con “animus iniurandi”. Digo he sido, por cuestiones que no vienen al caso, pero Vd. que domina el castellano mejor que yo, notará que uso el pretérito perfecto de indicativo. O sea, que a lo mejor algún día me decido de nuevo y vuelvo a ejercer de putero, aunque no entra en mis prioridades más inmediatas.
Sentadas las bases de lo anterior, con cierta indignación y de forma contraria a lo que es mi natural proceder paso a puntualizarle lo siguiente:
1.- Cuando he contratado a una Señora “Puta”, jamás me he pavoneado de una nueva conquista. La imbecilidad humana es casi infinita, pero de ahí a lo que Vd. afirma va un mundo.
2.- Jamás he presumido de ligón. Fíjese que ni siquiera cuando era un mozalbete, tenía el pelo rubio y la pubertad hacía florecer en mi rostro granillos palilleros (no se si la expresión será acorde con el correcto uso del idioma, pero nos entendemos ¿verdad? Ese momento en que las madrugadas se llenan de movimientos en la cama, poluciones nocturnas y amaneceres en una rotunda y púber erección)
3.- Me parece que falta Vd. al respeto más mínimo y debido a las Putas al intentar compararlas con “honestas doncellas”. Con el debido respeto y consideración a todas las hijas de Eva, estoy por asegurarle que las putas en su inmensa mayoría son mucho más honestas que las “honestas doncellas”. ¡Hasta ahí podríamos llegar!
4.- Cuando como Vd. dice “la puta se ha ido con la guita” he tenido diversas sensaciones. Desconozco si será Vd. capaz de comprenderme pero intentaré expresarme en un lenguaje castizo; espero que me permita Vd. la licencia.
En alguna ocasión he tenido la impresión de haber retozado con una hembra; haber aliviado mis más íntimos aprietos. Y les estoy agradecido por ello.
En alguna otra ocasión, he tenido la impresión, de obtener no sólo un consuelo físico, sino una pizca de comprensión. Y les estoy agradecido por ello.
En alguna otra ocasión, he tenido la impresión, de haber alcanzado no sólo la satisfacción estrictamente sexual, sino de haber obtenido un cierto grado de intimidad satisfactoria. Y les estoy agradecido por ello.
En una ocasión he tenido la impresión, de haber intimado con una “Puta”. Entiendo por intimar, tener una relación posterior de consideración, de recuerdo, afecto y si cabe de cierta amistad recíproca posterior a los meros contactos “profesionales” entre “puta” y “putero”. Y le estoy agradecido por ello, y todavía conservo esa intimidad, moral, no física.
Por último, en una sola ocasión, en una sola, tuve la certidumbre de transcender alguno de los supuestos relatados anteriormente. Por si Vd. no es capaz de entenderlo, me refiero a ir un punto más allá de una mera transacción entre “puta” y “putero”. Y reconducida, pausada, y con el mimo y cuidado que se merece, no imagina Vd. lo gratificante que puede llegar a ser, contar con la consideración, el cariño y el afecto de una “puta”. ¡Ah! Y prestarle ese mismo cariño, consideración y afecto. ¡Más si cabe!. En el pasado, en el presente y en el futuro. Con los elementos propios de una relación entre personas; afecto, consideración, respeto, mimo y toneladas de fino lino perfumado envolviendo todo para no quebrarlo.
Me gano mi dinero con mi esfuerzo. Ni el Estado, ni la Seguridad Social me han dado nunca nada; ni me lo darán. Tampoco lo quiero. Pago mis impuestos, doy de comer a varias familias. Y sí. He contratado “putas” Ni orgulloso ni arrepentido. Supongo que ellas igual. Hago con mi dinero lo que quiero, que para eso me lo gano, y se lo ofrezco a cambio de lo que ellas quieran darme; y bien que se lo ganan. Y que hagan con él lo que quieran. Quid pro quo.
No entonaré el “mea culpa” ni el “penitentiate”. Tampoco utilizaré el cilicio para martirizarme. El tiempo vivido me ha dado otros motivos de preocupación. A título de ejemplo le citaré que me preocupa más que si una “puta” accede a visitarme o a que la visite, sienta mi respeto y mi consideración, que el me acuso por contratarla. Y muy especialmente mi preocupación por una.
Desconozco si su ego, le permitirá comprenderlo, pero de momento es suficiente. Más adelante seguiré.
Aunque amenazo con seguir, si vuelve Vd. a mentar a mis “Putas”
Un cordial saludo.