Estimadas María y Travesura:
Como escribí deprisa y corriendo a lo mejor no me expliqué del todo bien en el primer post. Personalmente, cuando leí el artículo me sentí indignado. Eso es diferente a que me sintiera aludido ni mucho menos ofendido. Para ofenderme a mí el Sr. Prada o de Prada tiene que tomar mucho Cola-Cao; pero mucho.
Las comparaciones en general suelen ser odiosas, y en post anteriores algunos colegas han citado otras ocupaciones igual de maravillosas o igual de deleznables; eso depende de como, quién, cuando y básicamente por la aptitud y actitud de quién las ejerza. Da igual abogado, médico, prostituta, electricista, o dependiente de un estanco.
El impulso último que me llevó a aporrear el teclado es el transfondo de supuesta y exhibida superioridad intelectual y moral que destila el escrito. No juzgo, bastante lo hice ya, y no tolero que me juzguen ni que juzguen a las personas a las que quiero o por las que siento respeto. Y si bien, el Sr. Prada o de Prada es perfectamente libre de escribir lo que quiera y como quiera, igualmente yo soy libre para indignarme o no; para contestarle o no. Es ese tufillo de moralina barata y desprecio gratuito el que no me gusta.
Como dice Paula, ojalá no llame nunca a ninguna escort; o mejor sí. Puede ser un gustazo decirle amablemente que en el uso de su libertad, no le pone nada de él; ni siquiera su dinero.
Saludos desde el Venusberg.
P.D. Nietze. Me quedo con el Glennfidich de 18, aunque ultimamente Jack Daniels y yo estamos intimando.