Llamadle obsesión, si queréis, o demencia, o a mí víctima de terquedad, o verdugo de prudencia, que más da, que por mucho que gritéis, o insistáis, nunca os aproximaréis siquiera al límite real de mi fascinación: incluso los más bellos paisajes, me recuerdan una mujer. Podrían ser los senos dando forma a colinas como las de Toscana, o incluso las menos nobles y ordenadas de mi Valle. O que esas mismas colinas, unidas en cordillera, me hablen de cuerpos que, un día, yacieron recostados a mi lado, embadurnados o sudorosos, despiertos o soñando, en la suave curva que desciende del hombro, hacia la cintura, aún más estrecha cuando se reposa, que remonta de nuevo para rematar el espectáculo en las caderas, cuando mucho más suavemente, contonea el altiplano. O prados de trigo en Primavera, que se me antojan vientres planos, y ...tiernos. O un pedazo de mar rizada, de nuestro mar, del único que merece llamarse así, … puede, por forma, sí, pero también por olor, evocarme un rectángulo de vello erizado donde descansé alguna vez el mentón para ver unos ojos y unos labios entreabiertos…
Rincones de algo que lo es todo. Origen y final. Alfa Omega. Madre… y, al final, portadora de Guadaña.
No me siento sólo en mis obsesiones. Incluso los creyentes, tan distantes de mí, colocaban su Dios dentro de una almendra mística que no es más que el contorno de un sexo femenino abierto. Alfa omega... principio y final de todas las cosas.
Sin ellas no habría vida, ni, para mí, sentido a seguir viviendo. Abro este hilo para hablaros, en foro abierto y sin limitaciones, de experiencias con mujeres que, de alguna manera, dejaron huella en mi vida. Experiencias de pago, sin duda, en que recibí mucho más de lo que estaba comprando o alquilando. Experiencias de pasado, relativamente remoto o no, pero sin la frescura inmediata, ni las normas, que se exigen en el hilo-aparador. Y os invito a participar y a que me secundéis en este insignificante homenaje a ellas y al tiempo de su vida que han dedicado a nosotros.
Hablaré, por mi parte, sólo de profesionales que siguen en ejercicio. Evitaré, , aunque me tiente, y en algún caso concreto, me tiente tantísimo, hacer referencia expresa a ninguna de las que fueron compañeras circunstanciales entonces y, hoy, o han desaparecido o se han retirado completa o temporalmente, y se ignora, y sinceramente duda, regresen o, simplemente, no quieren que se hable de ellas.
Porque, como un día un ángel me escribió, y es lo más bello que nadie me ha escrito, aunque entonces no supe aprovecharlo, uff… me siento tan afortunado de ser así, de que me gusten, de que me fascinen.
Hablaré de mujeres, hablaremos, espero, de aquellas mujeres… de putas mujeres, como diría el que se fatiga con tanta repetición, o, y con todo mi respeto, de hermosas, fascinantes e inolvidables, mujeres putas