Bueno, como conclusión, una de "perogrullo"; todos, absolutamente todos los que navegamos en este foro somos de nuestra madre y de nuestro padre. Mil foreros, mil formas de pensar y sentir distintas. Durante estos últimos quince días he podido conoceros más que durante el último año. Todos los que hemos participado (yo menos, lo reconozco) hemos aprendido y aprehendido de los otros. Conocemos esa cursilería que algunos llaman "distintas sensibilidades", que se extrapola al foro y que nos permitirá, en el fututo, no meternos en camisas de once varas......aunque algún kamikaze encontraremos dispuesto a ello.
Durante quince días hemos sabido discutir con pasión y, sinceramente, por lo leído, no creo que nadie pueda sentirse ofendido, más allá de la reprobació ética o moral que pertenece, esa sí, al mundo de nuestros más íntimos sentimientos. Los he visto pragmáticos, instruidos, renqueantes, dubitativos, alterados, ofendidos, entregados, humillados, informados, ilusionados, sorprendidos, atemorizados, desperazados, horrorizados, apasionados...y un largo etcétera. Nos hemos mostrado como somos y algún día, quien sabe, podamos compartir mesa y mantel y reirnos de nosotros mismos, de nuestras flaquezas y veleidades, de nuestro radicalismo o entrega a causas perdidas (la de la vida, la de la información, la de la imagen, la de la....), de nuestro efímero paso por el foro, de nuestra perplejidad ante la grandeza del ágora y el eco que nuestras palabras tienen para los demás. Porque es así, nuestras palabras "tienen tirón", llegan a algún lugar y vienen con respuesta. En cierto modo, somos importantes y algún día nos daremos cuenta. Quizás en eso consista el humanismo....o no.
Lo mejor de todo es... eso último; somos importantes. Nuestra opinión sirve para desatar la más básica y elemental de las pasiones, aunque nos prodiguemos poco. Voto porque todo continúe igual en este foro....porque lo que he leído me gusta.
Este ya no es un foro de putas y puteros, tiene un cajón de sastre en el que nos mostramos tal y como somos, en el que hablamos de pasiones y sentimientos, en el que nos tumbamos en el sofá de psiquiatra y hablamos relajados, mirando al techo. Por muchos años.
saludos,
P.D.: La comida la paga Gerundio.