Iniciado por
oliba
A ver como me sale, que el agotamiento y la digestión nocturna son malos aliados, no sólo del sexo, sino también de la razón.
Cuando leo, en este hilo, y otros que profundizan en las emociones de las escorts y/o sus clientes, algunos recientes, toda la sucesión de intervenciones, se me ocurren varias cuestiones:
Voy por la primera. Parece que en la vida no haya nada peor que este oficio y que, desde luego, los que intervienen no hacen nada comparable. Las mismas actitudes de comprensión/compasión llevan a la misma conclusión. Pues que quieras que te diga. Yo personalmente he hecho y hago cosas como mínimo equivalentes, que mi conciencia censura continuamente, pero que hago porque.... me pagan por ello. Y en algunos casos, ni cobrando. Vamos a ver. ya se que me diréis que esto es una chorrada, que no puede haber nada peor que vender tu cuerpo y sentirse poseida por un viejo baboso como el que suscribe pero... os habéis preguntado como os sentís cuando vendéis todo el resto (lo que sabéis hacer con vuestras manos, lo que sabéis hacer con vuestra cabeza. lo mucho que permitís humillaros) para finalidades absurdas, que no os reconpensan en absoluto pero que os permiten comer (y al paso que vamos, poquito más que comer poco?). La mancilla no es exclusiva de las escorts. La aecptamos todos, todos.
Esto no es un meeting revolucionario. Es sólo una reflexión en voz alta que, de una vez por todas, dejemos de considerar a los únicos humanos que, seguramente, se esfuerzan por darnos momentos de felicidad en exclusiva como, por una parte víctimas, por otra escoria marginal. Creo que escribí alguna vez que este mundo enfermo y decadente condena el sexo. Y ese es el problema. Puedo practicar caulquier deporte absurdo, que con los años me generará lesiones irreversibles, seguro, pero no puedo hacer sexo libremente. Puedo divertir al mundo participando en una "second life" virtual, contaminando mi globo ocular de radiaciones y destruyendo las pocas neuronas que me quedan, pero no puedo tener una amante. Puedo ver telebasura de reality shows, profundizar en ellos con pay-tv.... pero no puedo pagar por sexo. Fijaos que cualquier episodio de renacer de ideas (el último sería el Mayo Francés, no recuerdo ningún otro posterior y ya han pasado 40 años) ha comportado un intento de recuperar la libertad sexual... Pero finalmente, hemos aplastado las ideas y... el sexo.
Ahora la segunda cuestión (esto es un ladrillo, lo sé, pero padezco insomnio). Consecuencia de este desprecio a la prostitución, exigimos que oculten su pasado, seguramente porque, nosotros mismos, no aceptaríamos convivir con una ex-escort sabiéndolo, y eso, en nuestro caso, los clientes, tiene su gracia... ¿Os imagináis renunciar a casi toda una vida, crear una mentira monumental, construir una existencia inmaculada... os imagináis el stress, el desequilibrio que esto puede provocar?. ¿Os imagináis extender las pequeñas dificultades que tenemos nosotros, los "clientes" ,cuando debemos construir nuestras excusas vanales para justificar una única hora de ausencia, a toda una vida?. ¿Merecerá la pena convivir con esta mentira y la lucha para no enloquecer?.
Convivir con la mentira es doloroso, y el dolor y la tortura de la mala conciencia es sin duda el precio que debe de pagar el mentiroso o infiel. Si merece la pena o no deberá valorarlo la persona en cuestión...la lucha para no enloquecer es sin duda terrible.
Y llega la casi última (como las copas de los clubs...). Yo de amor seguramente entienda poco, y con los años menos porque a lo mejor ni me acuerdo de cuando me amaron. De hacerlo un poco más, pero sólo porque me gusta. Pero he escuchado muchas veces que el amor es ciego. Y, me locreo, porque debería ser una superación de la amistad. La amistad en estado puro, con sexo de acuerdo, pero sobre todo amistad y, en consecuencia, confianza, total confianza y, sinceridad, absoluta sinceridad. Yo, de los animales que pueblan el mundo, solo trato con personas y perros (me encantan). Para que me interesen y les quiera, a los primeros les exijo sinceridad. La fidelidad sólo se la pido a los perros, porque les es innata. A los humanos ni lo intento, como no le pido peras al Olmo: no sabe darlas.
Si el pretendido amor exije estas renuncias, ese amor no existe. Es, nuevamente, un contrato. Un intercambio de bienes.
Ya sé que no arreglaremos el mundo, pero me sentiría peor si me gustase.
Perdonad el ladrillo
Esto que dices Oliba es muy bonito...pero es una auténtica utopía. Creo que la amistad en la pareja es un error...a tu pareja la amarás como a nadie, pero mezclar la amistad con el amor en este caso es ir directo a la ruina de la relación. No digo que puedan haber excepciones, pero opino por experiencia própia.
Oliba (ave nocturna al servicio de la revolución permanente)