Es uno de esos días en que he dicho que SI sintiendo que me equivoco. Nunca lo hago. En estos casos prefiero quedarme con la duda. Esta vez después de mucho insistir y ver que no desiste, quedamos.
Mi primera conversación fue fría y directa. Así fue él.
Ese día ya le puse automáticamente mi primera excusa, una cita.
Dos días después lo volvió a intentar. Me invento otra excusa más invitándole a esperar a la semana siguiente. - Se cansará- pensé.
Grabo su teléfono con la seguridad de no cogerlo más.
El miércoles me llama un núm. fijo. Lo cojo tranquilamente y escucho su voz.
-Noooooooooo!!- me digo.
Me pregunta si por fín podrá ser y lo aplazo dos días más. Me pide concretemos sitio y hora y finalmente accedo. A estas alturas no se decir NO.
Le confirmo el punto de encuentro y la hora con la esperanza de que pasen los días y se arrepienta o a mi me salga una excusa demasiado buena.
Llega el día e intento citarme con otro. Este otro me confirma a última hora y decido descartarlo y tirarme a la piscina.
La voz de aquel hombre me resultaba entrada en años, en unos cuantos. No es que importase demasiado pero en estos casos más me pregunto como serán..
Preparada. Me llama. Le digo el portal y el piso.
Suena el timbre, suspiro antes de abrir la puerta, retoque de rizos y alehop!
Caballero de 63 años, atractivo, mirada lasciva y morbosa, hombre sutil.
Se sienta. Afirma que le gustan las chicas como yo y me pregunta que tengo pensado hacer con él.
Su seguridad al mirarme y desearme me activan y noto el primer cosquilleo.
Se acerca a mi y me pide permiso para besarme. Le noto activo y eso en cierto modo me sorprende en un hombre de su edad.
Me besa, juega con mis labios, introduce su lengua y hace que yo juegue con la suya. Noto su firmeza al tocarme y al besarme. Cierro los ojos y consigo viajar a esos besos apasionados que tanto me gustan. Huele y sabe bien.
Me desnuda de cintura para bajo y esta vez pasa a mordisquear mis labios rosaditos. Mi cuerpo se tensa y su lengua pasa a formar parte de mi humedad.
Me gusta observarle mientras lo hace, me sorprende y excita tanta acción.
Quiere observarme tumbada mientras se desnuda con rapidez. Le espero tumbada con una mano en mis pezones duros y la otra mojada de su saliba en mi clítoris.
Se arrodilla a la altura de mi cabeza y me deja su polla a la altura de mi boca mientras se incorpora y me abre de piernas. Se centra en mi y yo en él. Me desconcentra su laboriosa lengua.
Me coge de la cabeza y acompaña el ritmo mientras le miro a los ojos.
En un momento me tiene boca abajo y contra las cuerdas. Me penetra fuertemente mientras una mano me apreta el culo. Arqueo mi espalda para sentirle mejor y de pronto me sorprende con una postura muy profunda.
Entre jadeos se sorprende corriéndose mientras totalmente vendida le ofrecía mi culo.
Ya libre, deja su cuerpo sobre el mío. Respira hondo y me dice: - Gracias.-.
Gracias a ti por sorprenderme. Me encanta haberme equivocado contigo jovenzuelo