LA NOCHE DE LOS/AS AMATEURS
(Basado en sueños reales)
UNO
Las noches de la ciudad estaba convirtiéndose en monótonas, los responsables de los bares de copas no sabían que inventar para llamar la atención de la gente y ganarse el poco público que salía los fines de semana.
Seguramente la propuesta mas original, aunque de sobra arriesgada estaba plasmada en unos carteles en los que se convocaba a un concurso de baile erótico amateur. Básicamente decía que podría participar cualquiera ajeno al mundo del espectáculo, con lo que quedaban excluidos bailarines profesionales, boys, estripers...
La otra condición era que el baile terminaría con, como máximo, un micro tanga y calzado.
Los premios eran muy jugosos, fantásticos viajes “todo incluido” al Caribe...
El concurso a celebrar en la discoteca “El Pelícano” se llamaba “La Noche de los/as Amateurs”
DOS
El cartel convocante a la nochecita en cuestión llamó la atención de unas chicas que tomaban alegremente unas cañas.
- Alicia: ¿te acuerdas aquella noche que bailaste subiéndote a una farola? mira esto
- A ver... tu lo flipas tía, estaba pedo, y aquí hay que despelotarse.
- ¿Y?... no me digas que te da corte, si precisamente tú en la playa haces nudismo integral.
- Pero no es lo mismo
La conversación continuó girando alrededor durante un buen rato, ya en tono jocoso y descaradamente irónico, hasta que cinco o seis cañas mas tarde...
- ¿Sabes que te digo Marta?- dijo Alicia – que si te subes a bailar conmigo me atrevo.
Durante un momento se hizo el silencio, las dos amigas se miraban a los ojos como desafiándose mientras el resto se mantenía a una distancia prudencial.
- Vamos a hacer una cosa - contestó al fin Marta – nos tomamos la siguiente en el Pelícano y nos inscribimos ahora mismo, así ya no nos podemos rajar.
- Hecho.
A la mañana siguiente, con algo de resaca, Alicia se preparó un café, y mientras movía la infusión recordó de golpe y con total nitidez que se había inscrito en una especie de concurso de estriptis y baile erótico. Trató de mantener la mente en blanco, al menos mientras los analgésicos hacían efecto.
Una vez recuperada la consciencia, o casi, llamó por teléfono a su amiga para comprobar que los recuerdos de las dos coincidían, además, al buscar el móvil en su bolso encontró el resguardo de la inscripción.
Bien, ya que se habían comprometido a participar, decidieron hacerlo lo mejor posible. Comenzaron por buscar alguna conocida o amiga de amiga, profesora de danza o algo parecido que les asesorara y, si fuera posible, les enseñara algo. Esta parte no fue difícil, enseguida localizaron a la hermana de una amiga que era bailarina y profesora de danza-jazz, que además, se entusiasmó con la idea, le pareció divertidísima y un reto.
Quedaron un par de días después, ya tarde, y lo primero que hizo su nueva profesora fue ponerles música y hacerles bailar, menudo desastre, Marta y Alicia parecían patos mareados, vale, en una discoteca o similar se defendían, pero subirse a un escenario era algo muy diferente. Visto el panorama, Ana, la profesora, les propuso, en primer lugar, elegir una canción adecuada y después crear la coreografía y aprendérsela. La primera candidata fue inmediatamente desechada por demasiado obvia, se trataba del famoso tema de 9 semanas y media, aunque su ritmo y cadencia resultaban ideales para el propósito de las chicas.
Las chicas, nuestras protagonistas, por cierto, no las hemos presentado.
Alicia, metro sesenta, cuarenta y pocos kilos, casada y con nada menos que cuarenta años, tenía un tipo que causaba profunda envidia a casi todas las mujeres que conocía y admiración a los hombres. Delgada, proporcionada, elegante y muy atractiva. Con un instinto femenino muy desarrollado que le permitía con suma facilidad poner carita dulce con pucheros y fundir el hielo con una mirada viciosa segundos después.
Marta, 24 años, insensata, gamberra, caradura, impulsiva, provocadora... un poquito mas alta que su amiga, cincuenta y cinco kilos, voluptuosa, de cuerpo rotundo y carita de niña mala.
Habían trabajado juntas hacía un par de años y a pesar de la diferencia de edad se hicieron inseparables enseguida. Se entendían a la perfección.
Finalmente eligieron para su numerito “One way or another” de Blondie y comenzaron los ensayos dirigidas con mano firme por Ana, que les hacía sudar la gota gorda bailando con tacones de aguja de diez centímetros desde el primer momento. Todos los días practicaba al menos durante una hora.
En un par de semanas consiguieron dominar la coreografía, Ana apenas les corregía mínimos fallos de postura o pequeños movimientos, era hora de buscar la imagen que lucirían. Desde el primer momento habían surgido muchas ideas, pero decidieron que cuanto mas se complicaran la vida peor, el modelito sería un traje de chaqueta ajustado y minifaldero sin blusa, pelo recogido con “suelta rápida” zapatos de salón con tacones de aguja, los que habían usado para ensayar, medias con ligas de silicona y como complemento un attaché de ejecutivo y gafas sin cristales. El pelo supuso un pequeño problema, pues Alicia lo llevaba bastante corto, así que se incorporó al conjunto una peluca pelirroja de melena rizada.
Durante los días de ensayo, había corrido la voz entre sus amistades de la inscripción al concurso, como de costumbre había opiniones para todos los gustos, aunque la mayoría pasaban por la sorpresa simpática y el apoyo a la iniciativa, especialmente de los chicos con torvas miradas de sus parejas, entre ofendidas y celosas. En conjunto aquel pique había levantado expectación entre todo aquel que conocía a alguna de las dos chicas, y en el resto de la población. Solo faltaba una semana cuando los nuevos carteles del evento aparecieron por todas partes, y en estos ya figuraba el programa, se anunciaban un total de ocho participantes, un grupo de chicos, dos chicos solos, cuatro chicas solas y nuestra pareja protagonista. Las invitaciones se agotaron en muy poco tiempo, los responsables de El Pelícano estaban encantados, llenarían.
TRES
Y llegó la gran noche.
El local estaba de bote en bote, la expectación era notable, a eso de las diez comenzó el concurso “La Noche de los/as Amateurs”, la suerte decidió que comenzara una chica sola, nuestras protas actuarían en cuarto lugar, entre dos solistas, un chico y otra chica.
Mientras en la sala disfrutaban y aplaudían a la primera participante, Marta y Alicia terminaban de arreglarse en el camerino que les habían asignado, satisfechas se miraron al gran espejo y se gustaron. Sobre el tocador, la organización les había dejado una botella de champaña francés, de la que dieron cumplida cuenta para tratar de calmar los nervios.
Las chaquetas ajustadas dejaban apreciar unos senos sugerentes, las minifaldas sobre unas finas medias color gris humo hacían unas piernas largas y torneadas sobre los taconazos, el pelo medio recogido junto a las grandes gafas de concha les daban un aspecto de ejecutivas o abogadas golfas, exactamente el loock que buscaban.
Los lejanos aplausos les indicaban que, al menos el público estaba siendo generoso. Las copas no habían conseguido calmar los nervios de las chicas cuando golpearon la puerta:
- Cinco minutos, preparadas ¡! –
Los estómagos se contrajeron de golpe, el corazón se aceleró brutalmente latiendo en las sienes, se miraron a la cara y les entro la risa.
- En fin – Dijo Marta – ya que hemos llegado hasta aquí, mas nos vale que salgamos y les dejemos babeando-
Junto a la puerta que daba al escenario, Alicia se tubo que apoyar en el quicio, sus piernas habían empezado a temblar de un modo incontrolado, como en sueños escuchó como el presentador decía sus nombres, un codazo de Marta le devolvió bruscamente a la realidad, respiro profundamente y comenzó a caminar bamboleando sus caderas.
Entre ensordecedores aplausos caminaron por el escenario a oscuras, se colocaron en la posición de partida, de golpe se encendieron las luces a la vez que comenzaba a sonar la música.
Los nervios desaparecieron de golpe y porrazo, no había público, no había gritos ni ruido, solamente música y la compañera...
“One way or another, I’m gonna find ya.
I’m gonna getcha, getcha, getcha, getcha.”
Perfectamente acompasadas con el ritmo cadencioso del tema caminaron hacia la boca del escenario, se cruzaron cambiando el sentido del paseíllo.
“One way or another, I’m gonna win ya.
I’m gonna getcha, getcha, getcha, getcha”
En los fondos laterales del escenario dejaron los elegantes maletines, simultáneamente se giraron y se acercaron de nuevo al público con andares muy provocadores.
“One way or another, I’m gonna see ya.
I’m gonna meetcha, meetcha, meetcha, meetcha.”
Sobre la marcha se deshicieron de las gafas y se soltaron el pelo. Las melenas rizadas, negra la de Marta y pelirroja la de Alicia refulgieron con los focos y el movimiento de cabeza de las chicas.
“One day, maybe next w, I’m gonna meetcha.
I’m gonna meetcha, I’ll meetcha.”
Coincidiendo con un golpe de la música se pararon ante el público en actitud desafiante cosechando la primera ovación de su actuación.
La breve parada dejo paso a una nueva estrofa durante la cual se quitaron muy elegantemente las chaquetas y las minifaldas.
“I will drive past your house, and if the lights are all down I’ll see who’s around.”
“One way or another, I’m gonna find ya.
I’m gonna getcha, getcha, getcha, getcha.”
Continuaron el baile cubiertas por un sostén negro de encaje y un culotte a juego. Ambas chicas se miraron a los ojos deteniéndose, mientras se desprendían de los sujetadores y los arrojaban al fondo del escenario, la ovación esta vez estuvo acompañada de notables aullidos de buena parte del público congregado y definitivamente rendido a sus pies.
“One way or another, I’m gonna win ya.
I’ll getcha, I’ll getcha.”
Nueva paradita descarada hacia el respetable, leve giro para encararse, miradas de perdida acompañadas de una suave caricia a los pechos de la compañera antes de arrancar de nuevo con la coreografía.
“One way or another, I’m gonna see ya.
I’m gonna meetcha, meetcha, meetcha, meetcha.
One day, maybe next w, I’m gonna meetcha.
I’ll meetcha, ah.”
Ahora la música hacía que Alicia agarrarse con fuerza a la barra vertical y levantase sus piernas por encima de su cabeza para deslizarse después resbalando hacia el suelo. Mientras tanto Marta se había desprendido hábilmente del culotte de espaldas al público quedando cubierta por un minúsculo tanga, las medias firmemente adheridas a sus muslos y los altos tacones.
“And if the lights are all out, I’ll follow your bus downtown, see who’s hangin’ out.
One way or another I’m gonna lose ya.
I’m gonna give you the slip.”
Alicia se incorporaba ayudada por la barra mientras Marta se acercaba, cambiaron sus posiciones haciendo que los pechos de ambas chicas se rozaran recibiendo un imponente aullido del público.
“A slip of the lip, or another, I’m gonna lose ya.
I’m gonna trick ya, I’ll trick ya.”
Ahora era Alicia la que se despojaba del culotte de espaldas, mientras Marta se deslizaba por la barra.
“One way or another I’m gonna lose ya.
I’m gonna trick ya, trick ya, trick ya, trick ya.
One way or another, I’m gonna lose ya.
I’m gonna give you the slip.”
Las chicas bailaban, resbalaban, se retorcían, se arrodillaban y hacían rozar sus pechos levemente con el suelo...
“I’ll walk down the mall, stand over by the wall, where I can see it all, find out who ya call.
Lead you to the supermarket, check out some specials and rat food.
Get lost in the crowd.”
Tras incorporarse y con pasos y movimientos perfectamente ensayados se juntaron espalda con espalda, extendiendo sus brazos hacia atrás abrazaron las caderas de la compañera mientras muy lentamente se agachaban y levantaban a continuación,
“One way or another, I’m gonna getcha.
I’ll getcha.
I’ll getcha getcha getcha getcha.
Where I can see it all, find out who ya call.”
Inmediatamente después se encaraban y coincidiendo con el final del tema los labios y los pechos de las chicas se unieron en espectacular beso con el que terminaron la actuación.
Haciendo uso de los típicos tópicos, la ovación resulto inenarrable, las chicas con la respiración entrecortada por el esfuerzo, estaban completamente asombradas de la espectacular reacción del público, saludaban, sonreían, saltaban volvían a saludar...
Casi cinco minutos después, y mientras la gente continuaba aplaudiendo y rugiendo, el presentador sacó casi a rastras a las chicas para dejar paso a la siguiente actuación.
Al salir del escenario se abrazaron con fuerza, y entonces se dieron cuenta que estaban prácticamente desnudas y habían estado dando saltos en el escenario de esta guisa casi cinco minutos, en cualquier caso era tarde para pensarlo. Mientras se duchaba en el camerino, Alicia pensaba en las reacciones de la gente conocida, especialmente en la de su marido, al que no había contado nada, pero sabía que estaba entre la gente. Por medio de un amigo, habían conspirado para que nadie le contara que ella sería una de las concursantes, pero el amigo tenía la importante misión de hacerle ir al espectáculo.
Definitivamente Miguel no era muy aficionado a los estriptis, pero al final se dejó convencer para ir a la noche aquella de amateurs, precisamente por eso, porque no eran profesionales, y le pareció que podría tener alguna gracia.
Hasta el momento en que anunciaron a una pareja de chicas la cosa no había estado demasiado mal, los concursantes ponían ganas, gracia y buena voluntad, pero algunos eran bastante patosos, aunque era fruto de la inexperiencia por lo que todos lo concursantes eran premiados con aplausos entusiastas. En la casi completa oscuridad del escenario podía ver a dos chicas colocarse para comenzar, cuando se encendieron las luces tubo la sensación de tener mil pares de ojos pegados a su nuca, esa sensación duro el tiempo en que tardó en reconocer que una de las bailarinas era su mujer. A partir de ese momento las furtivas o descaradas miradas que le dirigían le dieron lo mismo, se dedicó a alucinar con el baile erótico, babeando mientras observaba cada movimiento de su mujer, por leve que fuera. Cuando las chicas terminaron su actuación besándose en la boca aplaudió y berreó como el que mas.
Se percato que todavía había varias miradas clavadas en él
- ¡Hay que joderse que buena está mi mujer!- exclamó
Las expresiones se mutaron instantáneamente cambiando de la medio sonrisa socarrona al más absoluto asombro.
- Pero tío… ¿no te importa que tu mujer baile en pelotas delante de todo el mundo?
- ¿Importarme? Que pasa, que os pone ¿no?... no me digáis que no os ha excitado el meneo… esa cadera pasando a centímetros de vuestra cara, esas tetas rozando el suelo con el culito en pompa… pues a joderse, que eso solo lo cato yo.
Y así terminó el morbo y las apuestas sobre como reaccionaría el marido.
No se habían calmado en absoluto, los corazones de Marta y Alicia latían a mil, pero con la ducha al menos el sudor había desaparecido. Vestidas de “persona” volvieron por otra puerta a la sala, entrada triunfal, todo el mundo las felicitó con muchísimo cariño y sin un ápice de mal gusto. Apenas habían terminado de saludar a la gente, una potente fanfarria precedió al presentador y el anuncio del resultado del concurso.
En realidad el resultado no importaba demasiado, se habían divertido como cosacas y el cariño y admiración que habían mostrado sus amigos era su gran recompensa.