Ando con la minipimer, te digo. Mejor......con sus instrucciones en arameo, inestimable Gerundio.
Un bol metálico. Y un mejunje harto aceitoso.
Las manos pringás, un delantal con una vaca que ríe mientras mastica las más finas hierbas. Y llas gafas me lloran golosas.
La cuestión es compleja.
Pretendo hacer unos pestiños, pero no tengo ni anisete, ni paciencia.
Ý entonces los puntos suspensivos me engorran las malas ideas. Quería llevarme una cajita liada en aquellas cuerdas que mi abuela cuando venía del pueblo allá por los setenta, siempre desliaba con suma maña.
Pero claro, su arte es mi desesperación.
Prometo solemnemente que cuando parta para Palestina, espero que la semana que viene Zape me permita tal privilegio, pueda arrejuntar unas cuantas de estas cajas, y sino consigo tal propósito, en vez de pestiños puede camuflar entre los trapos y las tretas algunas cosillas que los lugareños se zampen con sus bellos ojos y su esperanza rota. Carpanta me echará una mano, y seguro que Don Miguel también mandará algún envase al vacío de tan suculento manjar.
La causa merece ese paso.
Por lo demás, que Lucía siga conservándonos la vista y sus puntos suspensivos los desvarios de los míos, de los tuyos.
De los nuestros.
Aggggggggg.....se me cayó el xylum......en el bol.
Zumo proteínico, aceite en salsa putanesca.
Volitans, seguro que mete el dedo.
Golosox.